A pesar de que la Ley de Aguas Nacionales establece un límite de 10 metros de ancho contiguo al cauce de las corrientes de agua natural propiedad del país, en la colonia El Paraíso, de Tulancingo, un particular construyó un potrero dentro de una barranca, la cual concentra líquido en temporada de lluvia.
En el artículo tercero, fracción XLVII, la legislación señala que las fajas deben ser de diez metros de anchura contiguas al cauce de las corrientes o al vaso de los depósitos de propiedad nacional, por lo cual el habitante de la calle Fidencio Luqueño estaría violando la norma.
Criterio recorrió el lugar para constatar dicha invasión.
“El particular construyó dentro de la barranca, no la invadió para vivir, donde quizá habría una discusión respecto al derecho a la vivienda, lo hizo para tener sus caballos, lo que nos parece injustificable”, mencionó un habitante inconforme.
“Si las obstruyes garantizas el secamiento del territorio, porque entonces ya no llega el agua por donde debe de llegar. También en el tema de las inundaciones, porque si la barranca se tapa la lluvia pasará por la calle”, señaló otro vecino.
“Las barrancas son necesarias para la fluidez hídrica, por eso las necesitamos, porque si las tapamos, entonces garantizamos las inundaciones y al mismo tiempo la sequía. También se conserva en ellas cierta biodiversidad”, añadió.
En este contexto, la ciudadanía denunció no sólo la invasión, sino también la contaminación que existe en las barrancas, utilizadas como depósitos de basura y material de construcción.
En mayo de 2017, en Tulancingo surgió una iniciativa ciudadana bajo el lema Porque queremos espacios verdes en Tulancingo, para realizar jornadas de limpieza en las barrancas Paraíso–Zapotlán de Allende.
Nathali González I Tulancingo