Luego de los disturbios registrados la noche del miércoles pasado, Criterio constató, mediante un recorrido, que la entrada principal de la planta de la cementera La Cruz Azul, ubicada en Jasso, fue reforzada con vallas metálicas, además de que era custodiada por al menos cinco guardias de seguridad.

Esto, tras el enfrentamiento de un grupo de trabajadores de la empresa y miembros de los nuevos consejos de Administración y Vigilancia de la cooperativa —quienes intentaron tomar el control de la factoría— con simpatizantes del exdirigente de la empresa: Guillermo Álvarez Cuevas.

De acuerdo con los llamados disidentes, los afines a Billy Álvarez mantienen reforzados los accesos por temor a que dichos organismos asuman el control de la fábrica principal de la cementera y realicen auditorías, pues estimaron que varios de ellos irían a la cárcel sin el apoyo del mandatario recientemente depuesto.

Asimismo, acusaron que ayer por la mañana no se permitió la entrada de los empleados que se oponen al exdirigente, algunos de los cuales fueron repelidos “hasta con golpes”.

Por su parte, trabajadores que respaldan a Álvarez Cuevas negaron las acusaciones. A través de un comunicado, externaron que los individuos que trataron de tomar por la fuerza las instalaciones atentan contra la estabilidad de la cooperativa.

“Más de 80 por ciento de los socios activos rechazan y se deslindan del grupo disidente, liderado por Víctor Manuel Velázquez, José Antonio Marín y de personas que ponen en tela de juicio las actividades de la institución”, señala el documento.

Además, el comunicado ha-ce un llamado a los accionistas activos para que soliciten la intervención de las autoridades de Seguridad Pública, pues los firmantes temen que haya “acciones violentas”.

Criterio buscó la versión del abogado Guillermo Barradas, vocero de los consejos de Administración y Vigilancia, pero no obtuvo respuesta.

Miguel Ángel Martínez I Tula de Allende