La pesca de carpas es un modo de sustento propio dentro de las comunidades indígenas en la Sierra Otomí-Tepehua.
Son mujeres quienes se encargan de atraparlas en algunos de los embalses de la región y las llevan al hogar para prepararlas en mixiote y al carbón. Y también hay quienes las ofrece en plazas, a 50 o 70 pesos, dependiendo de cuántas sean y su preparación.
Cleotilde Santos refirió que, de no vender sus productos en el tianguis, se los lleva a su casa para comer o, incluso, los ofrece en su comunidad a bajo precio, pues, al menos, “se saca lo que uno invierte, sobre todo si usamos jitomate y chile, que son de los más caros”
Las carpas son extraídas de las presas una vez que ya crecieron y se reprodujeron, aseveró.
“A nosotros no nos cuesta nada sacarlas de esos lugares, solo tener cuidado y listo, pero no pagamos nada por ello; eso sí, hay que levantarnos muy temprano para verlas salir porque se esconden”, declaró.
La mujer afirmó que este pescado contiene proteínas y vitaminas y, además, es de los alimentos que brindan energía.
“Nos decían que tienen hierro, así que uno puede comer carpas y saber que son muy buenas”, dijo.
Magda García | Acaxochitlán
Esta semana volvieron a subir los precios del frijol; el kilo y medio cuesta 48 pesos, en promedio, aunque varía, dependiendo del tipo de esta leguminosa, por lo que los vendedores de Acaxochitlán señalaron que dejó de ser un alimento esencial para los pobladores.
Negro, flor de mayo, ayocote, peruano, flor de junio, querétaros, cacahuate, aluvia, coconitas son algunas de las variedades que se ofrecen en plazas de la región Otomí-Tepehua, con un precio más alto, en comparación con semanas anteriores.
Un comerciante del tianguis de Acaxochitlán, de apellido Chilino, dijo que ya casi no se surten de frijol local.
Explicó que adquieren el producto en centros de abastos; es decir, revenden, pues las tierras de la zona han dejado de producir, porque, indicó, conviene más adquirirlos en otros lugares.