Pese a que se tardan mucho tiempo en elaborar una prenda, bordadoras de Tenango de Doria tienen que malbaratar su trabajo, el cual, en otras ocasiones, les “piratean”, señalan.
Francisca Baltazar, artesana de Santa Mónica, comentó que el oficio que aprendió de su mamá es su medio de supervivencia, el cual, al paso de los años, ha transcendido en toda su familia. Pero ya solo quedan pocas como ella, apenas unas 20.
“Para nosotros, hacer diferentes tejidos es un trabajo no reconocido por muchos, pues en ocasiones no les parece el precio que pedimos y comienza el regateo, y para tener qué comer, no nos queda más remedio que acceder”, citó.
Por necesidad, bordadoras de Tenangos malbaratan su trabajo Foto: Magda García
El tiempo de elaboración es de acuerdo con el tipo de puntada que se maneje, pero hay algunos trabajos que se llegan a tardar hasta un mes, “dedicándoles muchas horas al día”, comentó.
Indicó que actualmente muchos bordados son elaborados con máquina, basados en plantillas, por lo que el volumen de producción es mayor, a diferencia de una prenda hecha a mano, en la que verifican cada detalle para generar una pieza única.
Ante tal competencia, dijo que no les queda más que malbaratar su trabajo para obtener dinero para sus gastos.
Ella domina el “pepenado”, trabajo tepehua que ha sido “pirateado” por su belleza y colorido, al igual que los tenangos.
Se detectó una mutación de la cepa Ómicron en la Península de Yucatán, misma que se denominó Xibalbá y podría ser la causa del aumento de contagios de Covid-19 en el estado.
Según la Secretaría de Salud de ese estado, del 5 al 18 de noviembre, se registraron 554 casos, lo que representa más de los reportados del 24 de octubre al 4 de noviembre.
