Investigaciones de antropólogos y etnógrafos han catalogado a los otomíes de la Sierra hidalguense como un pueblo de resistencia y sabiduría.
Lo anterior, debido que las condiciones geográficas impidieron que fueran colonizados al cien por ciento y a que resguardan aún en la actualidad parte importante del legado ancestral en sus bordados y su lengua.
En entrevista con Criterio, la antropóloga social Dalia Peña Islas aseveró que, aunque desde una “óptica occidental” puede ser complejo entender los conocimientos del pueblo otomí, son funcionales y han crecido a través de la historia, como destacó en una investigación académica, en que durante ocho años documentó los conocimientos de esta etnia.
“Transmitir es una forma de resistir la cosmovisión arraigada (sic), así como lo es la toma de decisiones colectivas y el trueque como una forma de pago, las cuales son prácticas visibles de la región”, sostuvo.
Agregó que un ejemplo de ello ocurre en la comunidad San Nicolás, en Tenango de Doria, donde las asambleas comunitarias se llevan a cabo con los delegados y se desarrollan en su idioma materno.
La investigadora agregó que en la región se mantiene viva la práctica de costumbres que realizan los bädis (en otomí, el que tiene el conocimiento), quienes son ancianos que a través de remedios tradicionales y rituales ancestrales logran sanar enfermedades contra los que la medicina alópata no puede.
Peña Islas consideró que la lucha por mantener vivas las tradiciones y el conocimiento del pueblo otomí toca a los jóvenes, quienes deben “defender su lengua y cultura”.
En tanto, María San Agustín Rosales, de 75 años edad y originaria de Tenango de Doria, afirmó que ser hablante de otomí representa “una conexión” con sus antepasados y que le ayuda a valorar sus costumbres.
“Aprendí a hablar español cuando tenía como 15 años y hubo palabras que me tomó mucho tiempo entender su significado”, dijo a Criterio.
Asimismo, consideró que aunque los otomíes son mayormente conocidos por lo tenangos —bordados originarios de la región—, existen otras técnicas que no han sido difundidas.
“Hay mucho más, el pepenado es más antiguo que el tenango, pero como es más laborioso ha sido menos comercial”, agregó.
POBLACIÓN INDÍGENA
De acuerdo con en el Censo de Población y Vivienda 2020 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en Tenango de Doria habitan 4 mil 364 personas de tres años y más que hablan alguna lengua indígena
Vanessa E. Romero | Sierra Otomí Tepehua
