Sin brazos, Valentín Hernández Hernández poda a diario las áreas verdes de Singuilucan.
Para desarrollar este trabajo, el empleado de la Dirección de Ecología en Singuilucan adecuó a sus prótesis un par de ganchos con los que sostiene la cortadora, tijeras y pala.
El hombre perdió sus extremidades hace siete años, cuando comenzaba su vida en familia y laboraba para una empresa que prestaba servicios a la Comisión Federal de Electricidad (CFE).
“Me accidenté en abril de 2012, en el trabajo de instalación de luz, cuando subí a un poste, quince días después de casarme”, recordó el hombre de 44 años en entrevista con Criterio.
En su jornada diaria, la presencia de su esposa, Jeni Yadira Hernández Dávila, es fundamental: “Ella va conmigo porque yo no puedo echar andar la podadora, amarrar un lazo o quitar un tornillo. Lo que no entienden en la presidencia; que sin la ayuda de una persona no podría hacer este trabajo”.
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Apoyado por su hijo para beber refresco durante un descanso, Valentín señaló que ha embellecido parte del bulevar Juárez, donde automovilistas que entran o salen de la cabecera municipal observan su labor con los arbustos. Por su trabajo, el hombre recibe un salario mínimo y medio al día.
“Me pagan 2 mil 300 pesos a la quincena, de 9 a 5 de la tarde. Hay gente que está sin hacer nada en las oficinas; yo siempre estoy en la mira de que haga mi trabajo, siempre escucho decir ‘¿ya terminaste?’.
“En una semana la administración municipal me da 5 litros de gasolina, eso no es suficiente para todos los días de la semana; además, tengo que comprar aditivo, hilo y más combustible”, agregó.
Hace un mes era el encargado de las pipas de agua y percibía 3 mil pesos quincenales; no obstante, el ayuntamiento lo reubicó en otra área dentro de la Dirección de Ecología.
“Mi cambio fue decisión del presidente municipal Mario Olvera Morales, quien es médico, y yo apoyé en campaña”, recriminó.
Debido al esfuerzo que representa utilizar los ganchos en sus prótesis, Valentín tiene lesiones en los muñones.
“Me lastimo mucho mis muñones; la parte que tengo amputada me sangra por la fuerza que hago al manejar la máquina”, dijo.
Aunque disfruta de la labor relacionada con la ecología, el trabajador espera que el ayuntamiento le brinde otra alternativa de trabaja, acorde a su condición física.
Nathali González
Singuilucan
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