De acuerdo con el diagnóstico penitenciario del segundo semestre de 2018, emitido por la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Hidalgo (CDHEH), de los 12 Centros de Reinserción Social (Cereso) que operan en la entidad solo 2, en Tenango de Doria y Molango de Escamilla, no cuentan con cámaras de video.
Lo anterior, pese a que en febrero de 2017 un interno de la cárcel de Tenango, sentenciado a nueve años de prisión por asalto y robo, asesinó a su pareja durante la visita conyugal.
Por ello, el organismo recomienda –en este caso, a la Secretaría de Seguridad Pública de Hidalgo (SSPH), de la que depende la Dirección General de Prevención y Reinserción Social– considerar la instalación de sistemas de vigilancia para evitar conflictos al interior de los penales, como la fuga de internos.
Este diagnóstico también señala que el reclusorio de Tenango de Doria presentó una tendencia a la baja de personas privadas de la libertad, al igual que el Cereso de Pachuca y el de Zacualtipán, así como el Centro de Internamiento para Adolescentes.
Hasta el segundo semestre de 2018, este penal tenía 131 internos: 123 hombres y 8 mujeres, de los cuales solo uno estaba procesado por delitos del fuero federal.
En ese mismo periodo, 95 por ciento de los presos en Tenango de Doria se encontraba laboralmente activo; es decir: 117 hombres y 8 mujeres se dedicaban al bordado de tenangos, carpintería, panadería, lavandería y a desempeñarse como asesores del Instituto Hidalguense de Educación para Adultos (IHEA).
El diagnóstico registró a 8 reos en proceso de alfabetización; 3, en primaria; 14, en secundaria, y ninguno, en bachillerato o estudios superiores; mientras, 68 de 131 prisioneros practicaban futbol, basquetbol y voleibol.
En Tenango, 46 por ciento de los reclusos son indígenas; es decir, 60 internos, de los cuales 55 hablan otomí; 4, náhuatl y uno, tepehua.
María Antonieta Islas
Tenango de Doria
También te puede interesar: