Castillos, toritos, chifladores, palomas, luces, entre otros juegos pirotécnicos, es la variedad de productos que elaboran artesanos de Jaltocán, actividad que va en detrimento debido a que cada vez hay más talleres clandestinos, señalaron.

En el municipio hay dos lugares donde se fabrica pirotecnia; los coheteros trabajan con pólvora y mínimas condiciones de seguridad; no cuentan con seguro de vida y un error puede causar una explosión, indicó José Hernández Hernández, miembro de la Sociedad Cooperativa Pirotecnia Pochotitla.

La organización está integrada por 24 socios, por lo que de esta actividad dependen igual número de familias que, a últimas fechas, han visto mermados sus ingresos, agregó.

El taller donde laboran se encuentra en un sitio despoblado, de camino a Cuautecomaco, para evitar contingencias; cuentan con permisos expedidos por la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) para el manejo de pólvora y otros químicos flamables.

El artesano atribuye la reducción de ventas a que varios coheteros trabajan de manera clandestina; por lo tanto, malbaratan el producto y “no pagan ningún impuesto”, lo cual calificó como competencia desleal.

Señaló que la mayor preocupación de los cooperativistas y autoridades es que estas personas llevan el explosivo a sus hogares para trabajar, lo que pone en riesgo su vida y la de sus vecinos, aunado al almacenamiento ilegal de la mercancía, lo cual “es un peligro latente”.

Asimismo, afirmó que otro factor que afecta sus ventas son los retenes oficiales para el decomiso de artificios pirotécnicos, lo cual ocasiona que muchos de sus clientes ya no vuelvan. “El panorama es difícil”, expresó.

El año pasado, en la región, se reportó el fallecimiento de cuatro personas que laboraban clandestinamente con pólvora.

Salomón Hernández

Jaltocán