El cuerpo del décimo segundo obispo y primer arzobispo de Tulancingo, Pedro Arandadíaz Muñoz, fue sepultado ayer en la Catedral Metropolitana, donde la última inhumación de un prelado databa de hace más de cien años.

A la misa exequial asistió el secretario de Gobierno, Simón Vargas Aguilar, quien comulgó y se arrodilló en la misa. Posteriormente, aseguró que su presencia no comprometió el Estado laico.

El funcionario dijo que hay una relación de respeto con todas las asociaciones religiosas en el marco de la ley.

“Tuve la honrosa representación (del gobernador) de venir a acompañar a los familiares y la feligresía de don Pedro Arandadíaz hasta su última morada. (Fue) un hombre que se dedicó a amar, servir y unir a los hidalguenses”, externó.

Díaz Martínez estuvo acompañado de los obispos de Ciudad Juárez (Chihuahua), José Guadalupe Torres; Huejutla, José Hiraís Acosta, y Tula, Juan Pedro Juárez. El jerarca de la arquidiócesis pidió orar por el descanso del arzobispo emérito, quien dirigió la diócesis de Tulancingo por 32 años.

INVITADOS

A la sepultura asistieron los exdiputados federales priistas Emilse Miranda Munive y Jorge Márquez Alvarado, al igual que el otrora legislador local Luis Alberto Marroquín Morato y su sucesor, el morenista José Antonio Hernández

María Antonieta Islas I Tulancingo

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