El Papa mostró síntomas de resfriado ayer durante su audiencia. Foto: Alberto PIZZOLI / AFP
El Papa Francisco, quien estaba evidentemente resfriado el miércoles, canceló este jueves su presencia en una misa por una “ligera indisposición”, indicó la Santa Sede.
El papa, de 83 años, no asistió este jueves por la mañana a la misa programada en la basílica de San Juan de Letrán de Roma.
“Debido a una ligera indisposición, prefirió quedarse cerca a la residencia Santa Marta donde se aloja en el Vaticano”, aseguró el director de la sala de prensa de la Santa Sede, Matteo Bruni, en un comunicado.
El miércoles, el papa Francisco manifestó su solidaridad a todas las personas contagiadas con el nuevo coronavirus y al personal sanitario que los atienden, tras lo cual apretó las manos a decenas de fieles durante la tradicional audiencia de los miércoles en la plaza de San Pedro.
“Quisiera expresar una vez más mi cercanía a los enfermos por el coronavirus y al personal sanitario que los atienden, así como a las autoridades civiles que participan en la asistencia y contención del contagio”, dijo el pontífice ante cientos de fieles y turistas.
El papa celebró la audiencia al aire libre en vez de la sala interna Pablo VI, como suele ocurrir en los meses de invierno.
El pontífice llegó a bordo de su “papamóvil” y luego saludó a una multitud de personas, algunas con mascarillas quirúrgicas.
Al final de la audiencia, en lugar de subir al papamóvil como es su costumbre, el papa, de 83 años, estrechó las manos de docenas de fieles y besó a algunos niños, constató un fotógrafo de la AFP.
Las otras actividades de la jornada fueron confirmadas, precisó la misma fuente.
El pontífice argentino, que tiene problemas para caminar por molestias en la cadera, rara vez cancela una cita de su apretada agenda.
El miércoles, que en general es una jornada muy cargada, estaba resfriado y con frecuencia tosía durante la audiencia general organizada al aire libre en la plaza de San Pedro y durante la cual apretó las manos a decenas de fieles y manifestó su cercanía a los contagiados con el coronavirus en todo el mundo.
En la tarde, participó en la tradicional procesión de los miércoles de Ceniza en la basílica de Santa Sabina en Roma y cumplió el rito de la imposición de la cruz de ceniza en la frente, gesto que marca el inicio de la Cuaresma, tiempo de oración y de reflexión para los católicos.
Ciudad del Vaticano, Santa Sede | AFP
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