Una creciente del río Tula, en la madrugada de ayer arrastró los materiales y destruyó parte de las obras que la Comisión Nacional del Agua (Conagua) ha realizado para evitar inundaciones en la zona centro de la demarcación.

El aumento de líquidos residuales también “se llevó” los avances de las empresas IROL Corporativo y Conaisa, que eran labores previas al revestimiento del afluente.

De acuerdo con reportes de damnificados de la pasada anegación, en las partes bajas del municipio el agua negra estuvo a punto de desbordarse.

Los afectados señalaron que están “preocupados y temerosos” de perder su patrimonio derivado de una nueva sumersión en las residuales del Valle de México.

Mediante redes sociales, integrantes de la Gran Asamblea de Damnificados realizaron transmisiones en vivo, en las que señalaron la falta de preparación de las autoridades municipales y criticaron la actuación de la directora de Protección Civil, Ivonne Martínez, quien ayer dijo que el monitoreo de presas y el control de los niveles de agua correspondía a la Conagua.

Héctor Estrada, secretario del colectivo, aseveró que Tula se encuentra de nuevo en una situación de alto riesgo.

Llamó a la ciudadanía a no alarmarse, sino a trabajar coordinadamente en labores de prevención para la autoprotección, tanto del patrimonio como de sus vidas.

A su vez, Berenice Pecina, presidenta de la agrupación, apuntó que se pusieron en alerta gracias al aviso vecinal, ya que las autoridades “brillaron por su ausencia”.

Criticó que el ayuntamiento no cuente con un protocolo para atender emergencias y que la Dirección de Protección Civil se deslinde de su responsabilidad.

Recordó que hace unos días se le advirtió a su titular sobre la creciente del río, pero, dijo, “Ivonne Martínez manifestó que no había de qué alarmarse”.

Por lo que la lideresa exigió al alcalde Manuel Hernández Badillo la destitución inmediata de la funcionaria.

En la mañana de ayer, el nivel del río disminuyó al menos metro y medio, pero las obras del Plan Hídrico quedaron sumergidas bajo los líquidos residuales y los trabajadores no pudieron laborar.

Miguel Ángel Martínez | Tula de Allende

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