Un 19 de septiembre, pero de 2017, ocurrió el sismo de 7.1 grados de magnitud, el cual sacudió a varios estados y dejó decenas de personas damnificadas.

Tras el siniestro, hubo intervención de voluntarios y personal de emergencias en el territorio afectado, entre los que se encontraban dos socorristas hidalguenses, quienes participaron en los rescates.

Ellos aseguraron que, en medio del desastre, hubo una sensación “increíble” e “indescriptible”, debido a la unión que hubo entre la ciudadanía.

“Fue algo impresionante, tanto en la parte mala como en la buena. En la parte mala es que, a pesar de que pensábamos que no se podía repetir lo del 85, sucedió, y cuando se estaban terminando los simulacros; en la parte buena fue la respuesta de la gente, que aparte de los servicios de emergencia, hubo empresas y voluntarios que empezaron a apoyar y estando preparados para hacerlo”, afirmó Óscar Troncoso, quien participó en operativos de rescate en edificios de Ciudad de México.

Relató que, en el marco de la devastación, gestos simbólicos, como el hecho de que le otorgaron una comida acompañada de una nota con la palabra “Ánimo”, lo dotaron de motivación para continuar en sus labores.

Por su parte, Iván Israel Nava Bautista, quien estuvo durante dos días en la capital del país en derrumbes de dos edificios y posteriormente, junto con su equipo de 26 personas y cinco vehículos, acudió a Santa María Tamazola, Puebla, para atender a gente que todavía no recibía apoyo por la lejanía.

A cuatro años del siniestro, Nava Bautista aseguró que se debe estar alerta y preparado en todo momento con un plan familiar de protección civil que ayude a prevenir posibles daños mayores, aunque dijo estar seguro de que, ante cualquier desastre, el pueblo mexicano “seguirá estando unido” a pesar de las circunstancias adversas.

Irving Cruz l Pachuca

También te puede interesar: Actualiza sismológico magnitud del sismo; fue de 7.1