Pobreza, luto e impunidad, a cinco meses de Dios Padre
 
Hace (82) meses
 · 
Compartir:

Sobre la carretera, un edificio con paredes humeadas. El fuego no pudo consumirlo en su totalidad, pero provocó que la policía no volviera a instalarse en esa construcción de dos pisos.

A la entrada, en la que antes una reja de dos metros resguardaba el acceso, se encontraba, hasta hace unas horas, soldado al suelo, el esqueleto de la tanqueta de la Policía Federal (PF), que soportó el ardor de las llamas y la furia de una multitud enardecida.

“Yo lo que quiero es justicia, y que la muerte de mi hijo no se quede así”, le expresó Albina, madre de Fredy, al gobierno estatal, porque, añadió, había visto “que cuando asesinan a un policía o a un soldado, de inmediato agarran a los culpables. En cambio aquí, aunque hay evidencias, ponen tantos pretextos”, ya que, considera ella, no vale tanto para las autoridades la vida de un empleado gubernamental como la de un civil.

Cinco meses y seis días después no hay probable responsable por el asesinato de dos jóvenes en la comunidad  Dios Padre, Ixmiquilpan, tras una manifestación por el aumento a los precios de los combustibles, el pasado 5 de enero, pese a que desde el 14 de febrero la Procuraduría General de Justicia de Hidalgo (PGJH) remitió la investigación a la fiscalía nacional, porque involucra, posiblemente, a elementos de la PF.

Los deudos, además, identifican a un probable homicida: El Puma, agente al que sólo conocen por su sobrenombre.  “Quiero justicia y que castiguen a quien disparó o a quien dio las órdenes de disparar”, exige Albina.

 

***

A la altura de la Comercial Mexicana ocurrió el primer enfrentamiento, pero, en realidad, hubo varias disputas entre pobladores y agentes aquel 5 de enero.

Con cerca de 20 camionetas estatales llegaron la Gendarmería y la Policía Federal -entre ellas la tanqueta blindada que fue incendiada-, patrullas normales, camiones de granaderos y dos ambulancias de ellos. Abrían camino desde un día antes, “me parece que abrieron desde Las Vías, luego Actopan, San Salvador, Laguinilla, Yolotepec. Luego abren la primera barricada que teníamos en Ixmiquilpan, en la comunidad de Villagrán, con una de esas tanquetas antimotines que traía una tipo cuchilla que empujaba todo”.

Jorge Maldonado vio cuando Fredy Cruz Martínez se desvaneció porque una bala, presuntamente disparada por PF,  lesionó su estómago; también observó cómo Alan Giovani Gutiérrez Contreras se desplomó en la carretera, a la altura de Dios Padre, a consecuencia del tiroteo.

“Llegaron como cuatro bloques de policías, el primero llega y abre lo que es Dios Padre, a la altura de La Báscula, ahí es donde echan los primeros gases lacrimógenos y tenemos a un primer herido de bala, no recuerdo si era de bala de goma”, narra a Criterio el también vocero del autodenominado Movimiento Pacifista 5  de Enero.   

En la carretera federal México-Laredo, dice, empezaron a juntarse más pueblos: Tephé, Dios Padre, Maguey Blanco, Santana, Yolotepec, hasta que la policía fue acorralada. Optó, entonces, por retirarse, pero “a la hora de hacerlo, la gente comenzó a írseles encima.

“Lo que derramó la gota del vaso fue el gas lacrimógeno”; después vendría el tiroteo.

“Avientan gas, una tanqueta comenzó a arrojar agua y se enojó más la gente, y salió de las milpas con piedras.

“Durante el enfrentamiento, ellos repliegan con puros gases lacrimógenos  al sentirse rebasados por una turba de personas. En esos momentos se comienzan a incendiar llantas en diferentes puntos de la carretera y la primera unidad retenida de ellos fue porque se estancó y la gente ya no lo dejó, fue la tanqueta”, que estuvo adherida al suelo, a la entrada de las instalaciones de la PF, como insignia de la reyerta, hasta su retiro ayer, 11 de junio.

Reconoce que retuvieron a policías y que los agredieron físicamente, pero, justifica, “la misma población buscó su resguardo para que no les hicieran nada; no somos asesinos como ellos”.

“Ellos con balazos, nosotros con piedras”, describe Jorge el primen enfrentamiento.

“¡Dispararon contra la población!”.

 

***

“Corretean a la gente desde donde está la cancha de basquetbol, la de futbol rápido y la parroquia, que están a la entrada de Dios Padre, los corretean a balazos y hubo dos lesionados”. El vocero, a quien un de par muletas, de las que se sostiene, suplen su pierna derecha, recuerda que había disparos continuos.

“La gente se fue a dar vuelta por el balneario para poder hacerles frente del lado de los tules, a unos cien metros de distancia. Ahí volvemos a tener enfrentamiento y el primero que cae, frente al balneario, es Fredy, de la comunidad de Maguey Blanco, lo levantan los compas, lo llevan detrás de los tráilers, se acerca un chavo de una motoneta y lo suben”.

Él, recuerda, comenzó a quejarse de dolor, mientras la sangre fluía de su intestino; el impacto de bala lo tenía en el abdomen.

Albina García Maldonado, madre de Fredy Cruz, rememora la infancia de su hijo, a quien “le gustaba mucho nadar, le gustaba que lo llevara al balneario de Maguey Blanco”,  mientras contiene el llanto, y su hija menor, al percatarse de ello, deja de jugar en las jardineras de la iglesia de Ixmiquilpan, donde rezan por la memoria del difunto, para consolarla.

“Dio la medianoche y yo decía ‘mi hijo está vivo’. Cuando llegó, fue adentro de una caja y fue un dolor muy grande…”.

El cortejo fúnebre de Fredy se llevó a cabo el 7 de enero, dos días después de su muerte. En un ataúd yacía su cuerpo, perforado por bala. Detrás del féretro, una corona de pétalos rojos.

“Hay un video de cuando sucedió eso; donde se ve cómo lo cargaban, cómo se quejaba del dolor, y no pude verlo porque me duele demasiado. ¿Por qué no estuve en ese momento para llevarlo al hospital? ¿Por qué no estuve ahí?

“Uno de sus amigos lo levantó, mientras él pedía ayuda y gritaba ‘ayúdenme, no me dejen solo’. Uno de sus amigos no podía y lo levantaron por la espalda, mientras ellos le decían: ‘Fredy, aguanta’”.

 

***

Alan cayó atrás de Dios Padre. “Con groserías y mentadas de madre los policías gritaban que fueran a levantarlo”, dice Jorge Maldonado, quien observó cuando ese cuerpo desfalleció tras los disparos.

“Yo lo dejé durmiendo ese día. No sé qué vino a hacer o por qué, si él estaba durmiendo y yo confiada de que estaba en la casa”, lamentó Tomasa Contreras, madre de ese hijo difunto.

“Él me regañó cuando hubo la balacera, me habló y me dijo: ‘dónde estás, mami,’ estoy por la iglesia, me regañó y me dijo: ‘vete para la casa, qué no ves cómo está la situación. Ya no vayas para allá, no te acerques’.

“Yo estaba en la esquina de la iglesia cuando ellos (los policías) entraron aventando gas, me fui a una calle por ahí. Subí y me marcó de nuevo, me dijo: ‘ya vete para la casa, ahorita voy’. Nunca me imaginé que él estuviera ahí. Cuando llegué a la casa, su tía me dijo: ‘oye, tu hijo ya se fue, dejó la moto y se fue con un muchacho’, pero nunca me imaginé que fuera para allá.

“Le volví a marcar y le dije ‘oye, hijo, ya vente para la casa’. Y me dijo: ‘sí, mami, no te preocupes, ahorita voy, yo estoy aquí en el balneario’, pero siempre pensé que estaba adentro del balneario, no afuera. No llegaba y me salí a la esquina de la calle a ver si llegaba, pero nunca llegó.

“Le marcamos y ya no entraban las llamadas. Entonces un muchacho que estaba ahí le habló a una pariente y le dijo: ‘al Bombai le dieron un balazo, ve a decirle a su mamá’. La señora se llama Yolanda, y me dijo que a mi hijo le habían dado un balazo y que se lo habían llevado al hospital”.

El asesinato de Alan, según el vocero del movimiento 5 de Enero, se dio después de que la policía incumplió un acuerdo de tregua.

“Ellos levantaron un trapo blanco, nos acercamos y era falso, empezaron a disparar nuevamente. A un grupo de chavos los corretean nuevamente hacia la entrada de Dios Padre, pero del lado de atrás, donde está la malla. Unos pudimos correr hacia dentro del balneario y otros se replegaron”.

Tomasa, de cabello café oscuro que le llega a la cintura, sujetado por una liga, de tez morena, con algunas arrugas que componen el relieve de su rostro, recuerda que el cadáver (aunque ellos aún no sabían de la muerte), no lo encontraban en los nosocomios locales, por la negativa del personal de Salud a proporcionar información.

“Nos fuimos en la moto, llegamos al hospital y nos dijeron que ahí no estaba, que además civiles no los estaban recibiendo ahí, que nada más a los federales.

“Nos dieron el número de la Cruz Roja y marcamos, ya fue como le dijeron a mi sobrina que habían llevado dos al Seguro y que ahí estaban. Cuando llegamos nos dijeron que no sabían, que no habían dado ningún nombre, nos dijeron que esperábamos en lo que investigaban. Entonces llegó su papá de él y me preguntó.

“En eso salió el policía y nos dijo: ‘a ver, algún familiar de los que trajeron’, y fue cuando pasó su papá. Se tardó un rato y después salió y me dijo: ‘ven, pásate’. ¡Fue cuando me dijo que mi hijo ya había fallecido!”

 

***

A lo lejos se observa la llegada de los cuatro helicópteros. Uno tiraba balas y gas a la altura de Tephé y Maguey Blanco. Las aeronaves fueron los que guiaron a los convoys, a los cuatro.

“Cuando vimos los helicópteros, la turba se enardeció más, fue cuando tomaron la decisión de quemar las instalaciones de la Policía Federal. No pudieron extraer nada, porque la furia de la gente los llevó a quemar todo. A lo mejor había balas porque aún hay cartuchos quemados; también aclarar que el autobús venía lleno de balas útiles y tronaban por la calor (sic) del fuego”, cuenta Jorge Maldonado, un sobreviviente de aquel tiroteo.

Frente a esa estructura venida a cenizas, en la que se mantienen los castillos y cimientos; las paredes bajas, aunque ahumadas porque la lumbre trató de consumirlas, se llevó a cabo el funeral de Fredy, que culminó con un minuto de silencio, un féretro cerrado frente al sol quemante de las 2:30 y la interpretación del Himno Nacional, que descubrió las cabezas de los campesinos, sobre las cuales había sombreros entretejidos de palma.  Racimos de rosas cayeron sobre el ataúd. En el sitio donde cayó herido, ondearon banderas: verde, blanco, águila estampada, y rojo sangre.

 

***

El mes en el que Alan y Fredy fueron asesinados, la incidencia delictiva en Ixmiquilpan incrementó 35 por ciento, al pasar de 28 delitos, en diciembre de 2016, a 38 en enero de 2017: 16 de ellos fueron lesiones, 13 como consecuencia del enfrentamiento en Dios Padre.

En febrero, sin presencia de las corporaciones de seguridad en el municipio, la PGJH inició 22 carpetas de investigación por posibles ilícitos, 11 de ellos correspondieron a hurtos de vehículos; en marzo, 35, la cifra más alta del último semestre, 20 por robo de automóviles.

Quince días después de la confronta, el Movimiento Pacifista 5 de Enero abrió la circulación, en un carril, tras entablar diálogo con gobierno, y ayer retiró las ocho patrullas calcinadas. “¿Con quién las familias se iban a sentar, si no era con el gobierno de Hidalgo?  Tenían que ver la indemnización de los dos caídos.

“Luego lo malinterpretan, que vendidos y todo eso. No, nada se ha vendido, tanto es así que tenemos en resguardo las instalaciones de la PF (…) A final de cuentas esta construcción no deja de ser de los impuestos que genera la población, no somos dueños ni nos creemos dueños, pero tampoco el gobierno es el dueño, esto es del pueblo”, señaló a Criterio días previos al retiro de unidades.

La Policía Federal clasificó como información reservada, por un periodo de 5 años, el número de gendarmes desplegados a Ixmiquilpan (solicitud 0413100015417) en enero. Dar a conocer los elementos asignados a operativos, argumentó, “permitiría obtener un estimado del estado de fuerza del grupo policiaco y ocasionaría la predicción sobre actuaciones futuras”.

Asimismo, consideró que “permitiría que miembros de la delincuencia organizada puedan utilizar la información para anticiparse y limitar la efectividad de la actuación de los gendarmes y esto llevaría a poner en riesgo la capacidad de intervención y reacción, los métodos, estrategias y logística de la institución en materia de seguridad pública”.

Sin embargo, reveló que los gastos que generó el desplazamiento en enero ascendieron a un millón 564 mil 700.84 pesos, por servicio de hospedaje y alimentación, provenientes de la partida presupuestal 37502.

Según el alcalde de Ixmiquilpan, Pascual Charrez Pedraza, en el municipio operan grupos delictivos de los que, asegura, han recibido amenazas él y sus asambleístas. El secretario de Seguridad Pública de Hidalgo, Mauricio Délmar Saavedra, ha refutado que no existe presencia del narcotráfico.

No obstante los discursos de lucha posteriores a la muerte de los dos jóvenes, el 6 de abril, después de que el gobierno canceló una visita oficial para el arranque de un programa Ixmiquilpan debido al bloqueo a la entrada del municipio, los deudos de Fredy y Alan pidieron a los movimientos contra el Gasolinazo y la Carestía, así como al Pacifista 5 de Enero, no utilizar el nombre de los jóvenes acaecidos para un fin político.

“Nosotros no tenemos nada que ver, y les pedimos que dejen de utilizar el nombre (de las víctimas) porque no se vale que hagan eso”, afirma Karen Itzel, hermana de Alan.

 

***

“A mí el gobierno estatal no me dijo que me iba a dar indemnización, nos prometió un apoyo, pero hasta el momento no hemos visto nada. En la reunión con (el secretario) Simón Vargas”, les dijeron que el gobierno se había comprometido y que ellos tenían las órdenes de apoyar, mencionaTomasa, la madre de Giovani.

Cinco meses después, con el cuerpo sepultado en el cementerio de Dios Padre, el compromiso de justicia de la autoridad no ha sido cumplido.

“Con Juan Luis Lomelí, el subsecretario, hemos platicado como cuatro veces y siempre me ha dicho que el gobernador está en la mejor disposición de apoyarnos, pero no sé para cuándo ni cómo. Sigo esperando.

“Sólo nos queda esperar para ver qué apoyo nos va a dar el gobernador. El 12 de enero platiqué con él y nos dijo ‘estoy con ustedes para apoyarlas’. Yo dependía de mi hijo”, dice Tomasa, con su voz ronca. Sin embargo, cada que recuerda a Alan Giovani, esas palabras roncas se desvanecen porque el llanto las arrebata.

La madre de Fredy, Albina, que apenas alcanza el 1.60 de estatura, cabello lacio y oscuro, tez morena, sin arrugas que delaten que fue madre a edad temprana, reconoce que en febrero firmaron un “papel con acuerdos de lo que nos iba a dar, y hasta el momento sólo están construyendo tres cuartos en mi casa”.

“Según nos darían una pensión mensual, una beca para mis hijos y aparte la indemnización, y creo que me iban a dar una tienda, porque no tengo trabajo fijo, siempre he trabajado en restaurantes, hoteles, en lo que caiga. Sólo están construyendo los cuartos, llevaron los materiales y apenas van a colar, va muy lento el trabajo.

“No hemos tenido reunión, él no ha venido y tampoco nos ha citado, desde que hicimos el papel no los hemos visto”.

Durante el sepelio del 7 de enero, sin rezos, sin cruces, con un grito al unísono: justicia, la única mujer que fungió como oradora dijo: “El corazón del Valle está herido”.

La justicia les adeuda a las familias un responsable del asesinato.

Coordinador: Áxel Chávez. 

Compartir:
Etiquetas:
Relacionados
title
Hace 2 horas
title
Hace 4 horas
Se dice
/seDiceGift.png
Especiales Criterio
/transformacion.jpeg
Suscribete
/suscribete.jpg

© Copyright 2023, Derechos reservados | Grupo Criterio | Política de privacidad