La tristeza invadió a Román Parra Mendoza, luego de perder su patrimonio en la inundación de Tula de septiembre pasado, así como a su mascota y un amigo, por lo que falleció, aseguró su esposa María Teresa Montoya Pérez.
El 24 de julio pasado, tras 48 años de matrimonio y perder 30 kilogramos en tan solo siete meses.
“No sé si de lo mismo (las inundaciones), de ver cómo estaba todo, que él empezó a adelgazar. Él era gordito y alto, y se empezó a adelgazar”, recordó su pareja, en entrevista con Criterio.
Montoya Pérez consideró que la tristeza fue lo que provocó la muerte de su esposo, pues, indicó, era una persona sana. Dijo que, a consecuencia de estos hechos, murió uno de sus amigos y luego su mascota, que había vivido aproximadamente 15 años con ellos y todas las noches dormía en sus pies.
Dijo que a su esposo no le gustaba recordar lo que había ocurrido el día de la inundación, ocasionada por el desbordamiento del río Tula, a causa de las descargas de aguas negras, provenientes del Valle de México.
“Ya no quería que platicáramos de eso. Cuando venía alguien y nos preguntaba, ya no quería platicar, decía que ya no habláramos de eso”, dijo.
La muerte de Román ocurrió exactamente dos años después del fallecimiento de uno de los dos hijos del matrimonio.
Durante los 48 años que estuvieron casados habían conformado su patrimonio, pero en una sola noche perdieron todo. María Teresa dijo que se casaron cuando ella tenía 26 años y él, 36. Lo recuerda como una persona trabajadora; sin embargo, a sus 66 años cerró la mueblería donde trabajaba y se quedó sin empleo, pero ayudaba en las labores de la casa.
El día de la inundación, recuerda, ya se habían acostado y de pronto los comenzaron a evacuar. El agua ya les llegaba a las rodillas y los tuvieron que sacar cargando. Ella se llevó a su mascota envuelta en una toalla. No les dio tiempo de sacar nada, perdieron hasta sus lentes y sus dentaduras postizas.
A un año de lo sucedido, la ropa que viste y los zapatos que calza le fueron regalados, así como todos los muebles que tiene en su hogar, pues tuvo que tirar todo porque quedó infectado por las aguas residuales.
“Si hubiéramos sabido (hubieran sacado sus pertenencias), nos hubieran avisado que iban a echar agua, porque esa no fue lluvia de agua, sino que nos la echaron”, reprochó a las autoridades.
Además, las paredes de su casa aún escurren agua sucia, la pintura se sigue botando, las esquinas se resquebrajan y las grietas se agrandan.
Más de 31 mil personas y más de 3 mil viviendas, de nueve municipios fueron afectadas por las inundaciones del 6 y 7 de septiembre de 2021.
Giovanny Flores I Pachuca
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