“Sí queremos trabajar en zonas rurales, pero necesitamos seguridad”, exigen médicos
 
Hace (22) meses
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Ofrecen más salario a médicos, tras fracaso en reclutamiento
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“¿Qué se necesita para que los médicos queramos trabajar en las zonas rurales? Para empezar, que no nos maten”.

La respuesta tajante la da Nora a Animal Político, una doctora que estudió la especialidad en el Hospital Universitario de su ciudad, del que prefiere no dar detalles, así como tampoco de su identidad, para evitar posibles represalias laborales.

Poco antes de terminar su especialidad, se enteró de que había tres plazas en un hospital de una pequeña localidad ubicada en el norte del país. Se trataba de unas de las más de 2 mil 600 plazas que, según datos del IMSS Bienestar, quedaban vacantes para médicos especialistas. Antes de acceder a una plaza de ese tipo, Nora explica que tuvo que acudir a un sorteo anual, donde los médicos egresados de programas educativos del IMSS tienen preferencia. Pero, aun así, la mujer dice que no le importó, pues la plaza que quería estaba en un estado muy poco demandado por los médicos: Tamaulipas.

Médicos están dispuestos a ir a zonas rurales si se cuenta con el equipo  necesario: Pérez - Formato Siete

“Al ser tierra del narco, nadie quería venir para acá. Por eso, el hospital llevaba años sin que un médico llegara a trabajar”, expone.

Sin embargo, pese a cumplir con todos los requisitos, y pese a la escasa demanda en ese centro médico, el resultado no fue el que Nora esperaba: “Aunque yo tenía el certificado del Consejo de Medicina Interna, no me quisieron dar la plaza porque decían que no era egresada del IMSS”.

Finalmente, ante la falta de médicos y la necesidad latente de personal, la directora del hospital tamaulipeco tuvo que saltar por encima de la burocracia e intercedió por Nora ante el sindicato. Y fue así como empezó a trabajar, aunque con un contrato tipo 08, es decir, un contrato que se debe renovar cada 15 días, que por ello no genera antigüedad y que no ofrece ningún tipo de prestación, además de que la paga no está garantizada.

Hay solo 30 médicos residentes en zonas rurales al norte del río Negro |  Diario Cambio : Diario Cambio

“Yo sí me salí de mi ciudad para trabajar en las comunidades, pero, aun así, no me querían dar la base”, dice Nora, quien asegura que, al contrario de lo expresado por el presidente Andrés Manuel López Obrador, cuando el pasado 16 de mayo justificó la reciente contratación de 500 médicos cubanos diciendo que los especialistas mexicanos no quieren ir a las zonas serranas a trabajar, sí hay doctores que, como ella, están dispuestos a ir a zonas alejadas de las grandes urbes, a pesar del enorme reto que supone para ellos en todos los niveles, tanto económicos como de seguridad.

Nora recalca que sabe muy bien de lo que habla, pues realizó sus prácticas como pasante en la sierra, también en el norte del país. “Sí queremos trabajar en zonas rurales, pero necesitamos seguridad, que no nos maten”, insiste. “A mí, por ejemplo, me amenazaron con machetearme, y nadie está ahí para cuidarte. Además, yo tenía que cubrir mi traslado a la sierra, mi alimentación, y no había medicamentos. Tenías tú que pedírselos a los pacientes”.

No es la única que decidió alzar la voz. Otro ejemplo es la iniciativa #AquíEstamos, a la que se sumaron organizaciones como Nosotrxs. Dicha iniciativa, que surgió en protesta por las declaraciones del presidente y la contratación de 500 médicos cubanos, suma más de 2 mil testimonios recabados en una base de datos a la que Animal Político tuvo acceso.

Otro ejemplo es el testimonio de Samuel, médico especialista en neurología pediátrica, quien, al igual que Nora, expone que “un gran problema” que enfrentan los médicos a diario es la inseguridad que se vive en múltiples puntos del país, especialmente en las zonas más remotas y alejadas, donde el crimen organizado domina el terreno.

“Nos enfrentamos a zonas de extrema carencia y donde la gente es muy agresiva”, dice Samuel. A él, por ejemplo, lo mandaron durante su especialidad a una comunidad de Veracruz. Ahí, sin apenas medicinas ni recursos para atender a la población, un día se le presentó una urgencia: había que trasladar a un recién nacido a un hospital con personal especializado y que tuviera los insumos necesarios.

El padre del niño se negó y lo amenazó para que lo atendiera ahí mismo. Por su seguridad, Samuel tuvo que ser retirado de inmediato de ese centro y fue trasladado a otro lugar en Michoacán, otro estado con altos niveles de violencia.

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