Por fallas en el Metro, van seis catástrofes
 
Hace (13) meses
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Foto: Reforma

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A lo largo de cinco décadas, el Metro ha tenido al menos seis accidentes catastróficos que han cobrado vidas, por fallos técnicos y de construcción.

La última gran inauguración fue el 30 de octubre de 2012, cuando se estrenó la Línea Dorada, en Tláhuac, una obra que prometía llevar transporte digno a un sector olvidado en la periferia sur de la ciudad. Un promedio de 435 mil usuarios se verían beneficiados.

Esa línea vivió una de las más grandes tragedias que ha tenido la infraestructura pública de transporte, con un choque entre dos trenes, cuyo saldo fue de 26 fallecidos.

Sin embargo, el peor accidente de la historia ocurrió el 20 de octubre de 1975, en la Línea 2, cuando dos vagones colisionaron en la estación Viaducto. Murieron 31 personas y otras 70 resultaron lesionadas.

A raíz de este suceso, se instaló el pilotaje automático en toda la red de trenes para controlar el freno y la aceleración.

Ese día de octubre de hace 48 años, el tren 10, modelo MP-68, salió de la estación Chabacano, mientras el tren número 8 se encontraba estacionado en la estación Viaducto esperando su salida.

Después del accidente, el conductor sobreviviente del tren 10, Carlos Fernández Sánchez, fue sentenciado a 10 años de prisión por negligencia, ya que testigos aseguraron que se le ordenó parar el tren, a lo que él afirmó no haber escuchado la orden.

En ese entonces, un rumor entre los trabajadores fue que se trató de un sabotaje orquestado por el presidente Luis Echeverría, aunque nunca se pudo confirmar.

Aseguraban que todo fue planeado para que la instalación del sistema de pilotaje se volviera obligatorio, y que la pérdida de vidas fue algo que se les salió de las manos.

Pasaron 40 años para que se registrara otro accidente de grandes dimensiones. Fue en la estación Oceanía, el 4 de mayo de 2015, cuando las fuertes lluvias obligaron a los conductores a cambiar el sistema de pilotaje de automático a manual.

El tren 05 salió de la estación Terminal Aérea cerca de las 18:00 horas y cuando se deslizaba por la pendiente entre esa estación y Oceanía se encontró con el tren 04 estacionado.

Ambos trenes se descarrilaron y sufrieron daños estructurales, y aunque no hubo víctimas fatales, un trabajador falleció días después al realizar labores de maniobras en los trenes afectados.

Ya en tiempos de la administración actual, el primer accidente se registró el martes 10 de marzo de 2020 en la estación Tacubaya de la Línea 1, el cual dejó una persona muerta y 41 lesionadas.

Sucedió que el tren número 33 sufrió un corte de energía, dejando disfuncionales los frenos, lo que ocasionó que se impactara con el tren 38 que se encontraba detenido en la estación. De acuerdo con las investigaciones, el conductor del tren 33 recibió una alerta que se bloqueó y varios pasos del protocolo sobre frenado de emergencia se vieron comprometidos.

Sólo unos meses después fue el incendio en el Puesto Central de Control del Metro, el sábado 9 de enero de 2021 a las 5:48 horas, en ese sitio se provee de energía y sistemas de comunicación a la gran mayoría de estaciones del sistema.

Los hechos se suscitaron cuando dos transformadores de energía de la subestación eléctrica tuvieron un cortocircuito dentro del Puesto Central de Control 1, lo que a su vez desencadenó el incendio, provocando la muerte de una persona y la hospitalización de otras 29.

Esa mañana el STC colapsó al verse afectadas las líneas 1 a la 6, lo que obligó al Gobierno de la Ciudad a implementar un sistema de transporte de apoyo por al menos un mes en las diferentes líneas afectadas.

Algo peor estaba por llegar, y en la Línea más nueva. La noche del 3 de mayo de 2021, un tren modelo FE-10 se desplomó entre las estaciones Tezonco y Olivos, por una falla provocada por el peso del tren en la viga izquierda que arrasó a la contraria, las columnas 11 y 12 se derrumbaron en unos segundos, y una parte del tren quedó colgando.

En total, 26 personas perdieron la vida y al menos 80 resultaron heridas, unas 65 de gravedad, que hasta la fecha siguen padeciendo las secuelas físicas, psicológicas y económicas del accidente. Esa tragedia en la Línea 12 dejó una enseñanza en los usuarios: cualquier cosa puede pasar. Lo que parecía imposible sucedió.

Y lo peor es que no fue el último: la mañana del sábado 7 de enero, otro accidente –con una persona fallecida y decenas de lesionadas– significó el tercer accidente mortal en cuatro años de Gobierno de Claudia Sheinbaum.

Bernardo Uribe | Agencia Reforma

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