En el viacrucis viviente del barrio Las Lajas, en Pachuca, Sergio Nava, quien por tercer año consecutivo personifica a Jesús, no sólo carga con una pesada cruz sobre su espalda: sus piernas deben soportar la inclinada pendiente del cerro de El Lobo.

Eran las 10:30 de la mañana. En la entrada se acondicionó una cárcel de madera, donde el actor se mentaliza para soportar azotes, caídas y burlas en un recorrido de cinco kilómetros, durante el cual le escupirán soldados romanos, encarnados por sus amigos.

La parte más dura, asegura, será subir al cerro, cuya cuesta, además de inclinada, está llena de polvo y piedras; asimismo, deberá bordear los árboles que dificultan su andar.

Para Sergio, el personaje no sólo es cuestión de fe, sino también de disciplina.

Hugo Lozano Vázquez, director del grupo de Viacrucis de Las Lajas, informó que en la escenificación –que este año llegó su representación número 38– participan alrededor de 150 personas.

“Para Sergio el reto es mayor, porque debe cargar una cruz que pesa alrededor de 140 kilos”, dijo Lozano a Criterio.

El sol no cala tan fuerte y el viento sopla fresco. Sin embargo, este año la cruz fue más pesada, pues en ediciones anteriores era de entre 80 y

100 kilogramos.

Alrededor de las 11:15 horas, de la primera llamada se pasó a un rezo, que dio inicio a la representación. Se pidió a los vendedores que peregrinaron con el viacrucis guardar silencio durante el recorrido, lo cual respetaron a medias.

Entre el juicio, azotes y colocación de la corona de espinas, transcurrieron 60 minutos. A las 12:20 horas, Sergio Nava levantó la pesada cruz en la calle Pedro Escobedo e inició su andar, en el que cayó tres veces al caliente asfalto de esa hora.

SIGUIÓ SU CAMINO POR EL BARRIO POPULAR

Sergio Nava recorrió la calle Centenario; de ahí, con fuerzas tomadas de su fe, subió la pendiente del cerro de El Lobo.

Cerca de las 16:15 horas, fue crucificado como relata el pasaje bíblico de la muerte de Cristo.

Emmanuel Rincón I Pachuca