Durante la presente Administración, 16 de los 24 trimestres que conforman el sexenio han registrado caídas en la producción de obras de ingeniería civil, e incluso desde el segundo trimestre de 2016 la producción de infraestructura ha consignado variaciones negativas.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), sólo en seis trimestres hubo tasas de crecimiento, mientras que quedan dos periodos pendientes.
La consultora Forecastim calculó que el PIB promedio en el sexenio de obras de ingeniería civil reportó caída de 4.2 por ciento, contrario con los crecimientos de 6.9 y 7.8 por ciento de los Gobiernos de Felipe Calderón y Vicente Fox, respectivamente.
Analistas señalan que la caída en la producción de infraestructura en este sexenio se ha debido principalmente a la reducción del presupuesto público.
Ricardo Trejo, director de la consultora Forecastim, coincidió en que la reducción en inversión pública es el principal elemento que causó la baja en construcciones de este tipo.
“El contexto negativo en la edificación de infraestructura se explica por una fuerte caída de la inversión pública hacia la construcción.
“En el periodo 2013-2018 la inversión retrocedió a una tasa (negativa) de 3.6 por ciento promedio anual, pasando de un flujo de 653 mil millones de pesos reales en 2012 a un estimado de 525 mil millones de pesos en 2018”, detalla el informe.
Ignacio García de Presno, socio líder de Asesoría en Infraestructura de KPMG México, agregó que fue la caída en los ingresos petroleros la principal causa de la reducción de recursos del Gobierno para obras de ingeniería civil.
“Originalmente se iban a invertir 60-63 por ciento recursos públicos, contra 37 por ciento privados, pero vino la baja del petróleo, ciertas desaceleraciones económicas globales, que afectaron de forma importante la recaudación de recursos y el sector privado ganó relevancia.
“La caída del precio del petróleo fue de lo más importante, porque era una de las principales fuentes de recursos del Gobierno federal, y qué decir también del declive en la extracción de petróleo, que las dos combinadas fue un golpe importante”, explicó el especialista.
Acotó que aunque hubo obras que pudieron recibir recursos de parte de la iniciativa privada, las menos lucrativas quedaron sin atención, tal como infraestructura de agua, saneamiento y el sector salud.
“No todos los proyectos son susceptibles de inversión privada, hay proyectos de muy alta rentabilidad social que no tienen rentabilidad económica ni financiera y que deben ser desarrollados por el sector público exclusivamente, no podemos encomendarle toda la infraestructura al sector privados”, dijo el especialista.
Nallely Hernández
Agencia Reforma