En México, 33 corporaciones dominan la producción, distribución y venta de alimento, según una investigación realizada por Oxfam México y El Barzón.
El estudio documenta la concentración del mercado alimentario, sobre todo por parte de 14 empresas extranjeras, lo cual provoca bajos pagos a los pequeños productores rurales y sobreprecio en la venta de alimentos.
“La concentración del poder económico y de comercialización genera altos precios en los productos, con el aumento de 30 por ciento en el precio de algunos alimentos”, señaló Alejandro Calvillo, director general del Poder del Consumidor, al presentar el estudio El impacto de las corporaciones multinacionales en los sistemas alimentarios.
“(La concentración) determina qué se produce, con la supremacía de la importación. Cómo se produce, porque las industrias venden paquetes para producir. Qué se comercializa, porque determina qué tenemos de oferta en el mercado”.
De acuerdo con el estudio realizado por las economistas de la UNAM, Alejandra Bautista, Cecilia Díaz y Miriam Lastiri, 94 por ciento de la venta de semilla es controlada por cuatro corporaciones transnacionales.
De las diez millones de toneladas de maíz que se producen en México para la producción de tortilla, más del 70 por ciento está controlada por dos harineras que no identifica.
Un 80 por ciento del acopio de frijol lo controlan seis empresas, mientras que diez dominan la comercialización del 70 por ciento del producto.
Además, 70 por ciento del mercado de la carne está concentrado en un solo grupo. “Prácticamente en todos los productos los márgenes de intermediación entre 70 y 90 por ciento, es decir, lo que es la ganancia de los intermediarios. Es un sistema basado en la arbitrariedad e impunidad”, expuso Alfonso Ramírez, líder nacional de El Barzón.
PROAGRO CONTRIBUYE
Según el estudio, el programa ProAgro también obliga a los pequeños productores a comprar maquinaria e insumos a determinadas empresas a cambio de los subsidios gubernamentales.
Las organizaciones urgieron a replantear la política agroalimentaria, a fin de eliminar las prácticas monopólicas y favorecer la soberanía alimentaria.
Asimismo, llamaron a una fusión de las paraestatales Diconsa y Liconsa, con miras a crear un competidor estatal para la producción y distribución de semillas y fertilizantes, así como para el acopio y comercialización de alimentos, entre otras exigencias para equilibrar producción y comercialización de alimentos en el país sin monopolios.
