Protesters react as they are engulfed by tear gas fired by police, and as other demonstrators let off fire extinguishers, during a demonstration against the military coup in Yangon on March 6, 2021. (Photo by STR / AFP)
Los manifestantes prodemocracia volvieron a las calles en Birmania ayer, al día siguiente de una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU, dividido sobre la respuesta que debe darse a la desesperación de la población y a la represión militar, que ya ha causado decenas de muertos.
Al menos 55 personas murieron a manos de las fuerzas del orden desde el comienzo de la insurrección pacífica contra el golpe de Estado que depuso el 1 de febrero al gobierno civil de Aung San Suu Kyi, quien está en arresto domiciliario en un lugar secreto.
Pese a la represión, muchos siguen protestando y pidiendo democracia. En Loikaw (centro), centenares de personas, entre ellos docentes en uniforme verde y blanco, desfilaron enarbolando pancartas y apelando a la desobediencia civil.
“Si van al trabajo, ayudan a la dictadura; nuestra revolución debe ganar”, coreó la muchedumbre. Una multitud de mensajes de apoyo también se publicaron en las redes sociales: “Vamos a ganar, pero sean prudentes”.
Los llamados a la huelga tienen un impacto importante en algunos sectores económicos, con bancos incapaces de funcionar, hospitales cerrados y oficinas ministeriales vacías.
Los medios estatales llamaron a los funcionarios a retomar el trabajo, so pena de ser despedidos a partir del 8 de marzo.
En el barrio de San Chaug de Rangún, la capital económica, donde se montaron barricadas, se congregaron pequeños grupos de manifestantes.
Los comerciantes, que abrieron a primeras horas del día, cerraron antes de la llegada de la policía y el Ejército.
“En las pasadas revoluciones nunca ganamos; ahora es hora de luchar para ganar”, dijo a la AFP el activista Maung Saungkha.
AFP | Rangún