La inundación en Tula “nos tomó por sorpresa”, debido a que sucedió en menos de una hora, coincidieron habitantes de la calle Tres Culturas de la colonia 16 de Enero, quienes entre la noche 6 de septiembre y la madrugada del 7 perdieron todas sus pertenencias.
Briyan David Yáñez Avendaño y Ascención Pérez Arteaga consideran que dicha zona fue la más castigada del vecindario, pues sus bienes quedaron sumergidos bajo las aguas negras del río Tula, que alcanzaron al menos 3.5 metros de altura.
En un recorrido por la zona afectada, Criterio constató la magnitud de la anegación, pues los afectados mostraron el rastro de humedad que hay en las paredes de las más de 50 viviendas siniestradas. Los líquidos residuales cubrieron el primer piso de las casas e incluso subieron al menos un metro por encima del segundo nivel.
Sara Rincón Alcántara aseguró que la emergencia los tomó por sorpresa, ya que el río se salió de su cauce y los inundó por dos frentes: el río Tula y los escurrimientos de la calle Chac Mool.
La vecina de la calle Pirámides recordó que la tarde-noche del lunes 6 de septiembre visitó a su hijo y pasadas las 21:00 horas se retiró a su domicilio, pero 15 minutos después sus nietos la alcanzaron, “estaban empapados hasta la cintura”.
Otra vecina, Rosa Alonso Pedroza, lamentó que el apoyo haya llegado una semana después de la catástrofe: “Hasta ayer mandaron maquinaria para ayudarnos a sacar los escombros de las casas, pese a que fuimos una de las zonas más castigadas”.
Reprochó que por parte del gobierno municipal no han recibido nada: “El alcalde no se ha dignado a pararse por aquí”.
Los entrevistados coincidieron en que lo que más les hace falta para comenzar a reconstruir su vida son colchones, parrillas o estufas para cocinar sus alimentos; mesas, sillas y muebles para guardar ropa: “Porque ropa y despensas, ya son suficientes. De qué sirve que nos traigan alimentos crudos sino tenemos en qué prepararlos”, dijo una de las afectadas.
Miguel Ángel Martínez I Tula de Allende
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