El Reloj Monumental fue inaugurado el 15 de septiembre de 1910, día en que fue testigo del centenario del Grito de Independencia
El tiempo no pasa en vano y menos cuando se trata de 114 años llenos de tradición e historia, como los que cumple este 15 de septiembre el Reloj Monumental de Pachuca, un ícono de la ciudad, cuya esencia no solo reside en sus imponentes paredes, sino también en su intrincada maquinaria.
El Reloj Monumental fue inaugurado el 15 de septiembre de 1910, día en que fue testigo del centenario del Grito de Independencia.
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Cada cuarto de hora, una melodía o el resonar de campanas emanan desde la torre del Reloj, un símbolo no solo de la ciudad, sino también de reconocimiento mundial, gracias a su rica historia.
Pero si alguna vez te has preguntado cómo se genera esa melodía o el sonido de las campanas, la respuesta la tiene Jorge Olguín, quien desde hace más de 30 años es el encargado de brindar mantenimiento y asegurar el correcto funcionamiento de esta maquinaria centenaria.
Para Jorge, el Reloj Monumental se ha convertido en parte de su familia y es uno de los objetos más preciados en sus 70 años de vida, relató en entrevista con Criterio.
Jorge nos brindó un recorrido exclusivo y compartió la historia del Reloj Monumental con Criterio, guiándonos a través de las estrechas paredes de cantera y realizando las 400 vueltas necesarias en los engranajes cada tercer día para que funcionen perfectamente.
Si el lector sufre de vértigo o claustrofobia, subir a la maquinaria de este monumento puede ser todo un desafío, ya que se debe acceder a través de unas escaleras de mano ubicadas en un espacio reducido, de no más de un metro cuadrado, que se extiende verticalmente por casi ocho metros.
De fabricación londinense, al igual que su célebre hermano, el Big Ben, la maquinaria del Reloj parece desafiar el paso del tiempo, gracias al esmerado mantenimiento que Jorge realiza religiosamente cada tercer día, engrasando y asegurándose de que todo funcione a la perfección.
Pero Jorge no solo se encarga del mantenimiento de los engranajes dorados y la estructura verde, también es responsable de su operatividad, utilizando un sistema de cuerda que acciona cada componente. Para lograrlo, se requieren al menos 400 vueltas en
cada visita.
Así, cada tercer día, llueva, truene o relampaguee, Jorge sube cada peldaño para cumplir con su labor, caminando sobre los crujientes pisos de madera que ya muestran los signos del tiempo, pero que él atraviesa con la destreza adquirida tras años de experiencia, con la agilidad de un niño en una resbaladilla.
Sin duda, el Reloj Monumental no solo cautiva por su imponente exterior, con la carátula que marca los minutos y las horas, y las cuatro esculturas que representan Independencia, Libertad, Constitución y Reforma, sino también por su interior, donde atesora piezas únicas que guardan 114 años de historia, consolidando su papel como el guardián de la Bella Airosa.
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“Si pudiera decirle algo sería que lo amo con toda el alma, es tan importante que antepongo los intereses familiares por estar en el Reloj, ojalá que la persona que venga lo trate con el mismo cariño”, dijo.
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