En un espacio dentro de los hogares, yace adornado entre flores y velas el camino del portal que conecta, en la inventiva, lo mundano con lo espiritual.

Con platones de comida, bebidas y coloridos postres, que son colocados por niveles, es como los fieles, además de mantener vivo el tradicional festejo de Día de Muertos, preservan el recuerdo de sus seres queridos.

Isabel Reyes Martínez, vecina de la cabecera municipal de Acaxochitlán, dijo que preparar ese encuentro con el más allá, es todo un ritual, ya que el 31 de octubre, alista los ornatos y las viandas que vestirán la ofrenda, tal y como le enseñaron sus antepasados, a los que honra en estas fechas.

Entre tablas, acopla el vistoso papel picado, donde caerán los pétalos de cempasúchil, que darán forma al arco, espacio por donde entrarán las almas atraídas por el sublime destello de las velas, cuya fumarada se combina con el olor del chocolate caliente, así como con el picor de los chiles que se integrarán al mole y los tamales, para darle sabor al altar.

Durante dos días (1 y 2 de noviembre), la casa de Isabel se convierte es ese santuario donde sus familiares se reúnen para rememorar las anécdotas que vivieron con esas personas cuyasfotografías colocan en ese espacio dedicado a su memoria: el altar de Día de Muertos.

Redacción I Criterio