Con un certificado que lo acredita como instructor de zumba, firmado por Alberto Pérez, bailarín y coreógrafo colombiano creador del programa de acondicionamiento físico zumba en la década de 1990, Eduardo López Ibarra, desde hace cuatro años, brinda clases de esta disciplina en diversos estados del país.
El joven de 26 años, originario de Actopan, es la primera persona con síndrome de Down en recibir dicho documento en México, que lo ha llevado a dar clases en Chiapas, Campeche, Veracruz, Puebla, Querétaro, entre otras entidades; incluso, en 2020 recibió una invitación para asistir a Argentina, pero, debido a la pandemia por Covid-19, fue suspendida.
La madre de Lalo —como lo llaman de cariño—, Juana Ibarra Ortiz, recordó que cuando llegó a la Asociación Down Hidalguense AC ella y su esposo se entrevistaron con el psicólogo del lugar, quien les hizo darse cuenta de que su hijo no contaba con un proyecto de vida.
“Cuando nos dijo del proyecto de vida, nos quedamos callados y nos dijo: ‘ustedes no van a ser eternos; Lalo debe tener un proyecto de vida, ¿qué le gusta hacer?’, y le dije que le daba a sus tíos clases de zumba en las tardes mientras yo laboraba. ‘Ahí esta señora, si le gusta a Lalo eso, vaya por ese lado’, me dijo”, rememoró.
Entonces comenzó la labor de certificarlo y en dos días logró obtenerlo en Querétaro. Aunque la idea era ponerle un estudio para que diera clases, no fue posible, debido a que comenzaron a llegar las invitaciones para que diera lecciones y, destaca la madre, ha logrado estar al frente de grupos de hasta mil personas.
Sin embargo, antes de esto, Eduardo sufrió discriminación y acoso escolar en la niñez, lo que le impidió concluir sus estudios de educación básica.
Juana Ibarra detalló que cada día que iba por su hijo a la escuela tenía que recoger su mochila, zapatos y suéter del bote de basura, adonde los depositaban sus compañeros; además, algunos niños dijeron que sus madres les pedían no acercarse a su hijo porque les podría “pegar su enfermedad”, e incluso solicitaron su expulsión, lo que fue concedido por el plantel.
FRASE
“Lo llevé a terapia de lenguaje, pero estoy segura de que si hubiera cursado la escuela como debe ser, él estaría mucho más preparado. Hay chicos que estuvieron con él (en la escuela) y que ahora andan en la calle como malvivientes, y le digo a mi esposo que me dan ganas de pararme frente a ellos y decirles: ‘Mira, el chico al que tú decías que era esto y esto, ve, entra a su página de Face(book) y observa lo que ha logrado’”
Juana Ibarra Ortiz, madre de Eduardo
Adela Garmez | Pachuca
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