Hace casi siete años el mundo fue testigo del nacimiento de Sudán del Sur, el estado más joven. Nacido tras un proceso de paz con Sudán, sus habitantes vieron en el nuevo país el comienzo de una era de prosperidad.
Pero en 2013 estalló una violenta guerra civil que todavía hoy sigue vigente. Las consecuencias de este conflicto son, entre otras, al menos 50 mil muertos, además de que casi la mitad de la población no consigue alimentarse dignamente.
Sudán del Sur nació el 9 de julio de 2011 después de que, en enero del mismo año, en el referéndum por la separaciòn, convocado tras una guerra civil entre el norte musulmán del paìs y el sur cristiano.
El conflicto, que duró de 1983 a 2005, había causado más de dos millones de muertos y cuatro millones de desaparecidos. En 2005 se firmaron los acuerdos de paz entre el gobierno sudanés y el Ejército de Liberación del Pueblo de Sudán, que luego se fusionó en las fuerzas armadas del nuevo estado de Sudán del Sur. El referéndum de 2011 formaba parte de estas negociaciones.
“Desde los primeros días de la independencia -explica un joven escultor, que pide permanecer en el anonimato- el nuevo gobierno mostró toda su falta de preparación. Las divisiones étnicas y el petróleo jugaron un papel fundamental”.
Dice que “Sudán del Sur tiene petróleo pero no oleoductos: dependíamos y todavía dependemos del Sudán, que posee la infraestructura y tiene acceso al mar. Podríamos ser muy ricos con el petróleo que tenemos y, en cambio, apenas sobrevivimos gracias a la agricultura, nos morimos por una simple malaria y somos, mayoritariamente, analfabetos”.
En diciembre de 2013 comenzó una guerra civil que todavía no parece tener fin. Tiene dos grandes protagonistas: Salva Kiir, presidente del país desde el año de la independencia, y Riek Machar, vicepresidente en el exilio.
Estos dos poderosos hombres tienen mucho que ver con las divisiones étnicas, las antiguas hostilidades entre los dinka, el grupo étnico más numeroso de Sudán del Sur, y de los cuales Salva Kiir forma parte, y los nuer, a los que pertenece Machar. Ambas partes están acusadas de haber perpetrado actos de violencia de todo tipo contra la población civil.
La asociación cultural Ana Taban, creada poco después de la independencia, está conformada por jóvenes artistas como pintores, escultores, músicos y actores de teatro que regularmente se reúnen en un espacio en uno de los barrios del centro de la capital, Juba. Un espacio en el que los chicos montaron un pequeño escenario para conciertos, un bar y talleres.
Jacob Bul Bior, de poco más de 30 años, es uno de los fundadores de Ana Taban: “La historia de nuestro país -dice- es extraña. Conseguimos la paz con el norte a costa de muchas muertes, y ahora que lo tenemos todo para vivir en paz nos matamos entre nosotros, entre hermanos”, dijo.
Notimex I Sudán