A Lebanese demonstrator speaks with a member of the security forces, who attacked a demonstrator, during clashes in downtown Beirut on August 8, 2020, following a demonstration against a political leadership they blame for a monster explosion that killed more than 150 people and disfigured the capital Beirut. (Photo by STR / AFP)
Ahora hay odio y sangre entre nosotros”: con horcas en la mano, miles de libaneses clamaron venganza ayer contra sus dirigentes, a los que acusan de ser responsables de la explosión que sembró muerte y destrucción en Beirut.
Los manifestantes instalaron guillotinas de madera en la Plaza de los Mártires, en Beirut, epicentro de una protesta que había comenzado de forma pacífica en octubre de 2019, antes de perder fuerza bajo los estragos de la pandemia de covid y la crisis económica.
“¡Venganza, venganza, hasta la caída del régimen!”, repitieron los asistentes, de todas las edades, que agitaban hojas blancas con el nombre de algunas de las 150 personas que murieron por la explosión.
“Eran corruptos, ahora son criminales”, afirmaba uno de los carteles que sostenían los manifestantes.
Desde Mar Mikhaël, el barrio devastado, los inconformes tomaron las calles llenas de escombros y montones de cristales rotos, pasando en medio de los inmuebles sin ventanas, para llegar al centro.
“La gente quiere vengarse, destruyeron la ciudad por culpa de su negligencia y su corrupción”, afirmó Najib Farah, un promotor inmobiliario de 35 años.
Desde el centro de la ciudad, se podían ver las ruinas del puerto donde el martes se produjo la explosión, que habría tenido su origen en un enorme depósito de nitrato de amonio.
Más lejos, hacia el Parlamento, grupos de jóvenes arrojaron piedras y palos, y la policía respondió con gases lacrimógenos para dispersarlos.
Con los ojos rojos, entre lágrimas y tosiendo, los jóvenes retrocedieron, pero sin dejar de gritar: “El pueblo quiere la caída del régimen”.
Entre la multitud, resonaron consignas contra el movimiento chiita proiraní del Hezbolá, una importante fuerza
política en Líbano, a la que algunos consideran responsable de la catástrofe, aunque el grupo lo niega. “¡Hezbolá, terrorista!”, gritaban.
Para los libaneses, que acumulan el peso de la crisis económica y política, la tragedia que causó más de 150 muertos y 6 mil heridos fue la gota que colmó el vaso.
AFP | Beirut