El gobierno del nuevo presidente de Argentina, Alberto Fernández, decretó un aumento de los impuestos a las exportaciones agropecuarias, medida que suscitó un fuerte enfrentamiento del sector cuando gobernaba Cristina Kirchner, quien es la actual vicepresidenta.
A partir de un decreto publicado ayer en el Boletín Oficial, deja sin efecto el tope de 4 pesos por dólar de gravamen que había impuesto el anterior gobierno, de Mauricio Macri, por lo que las retenciones quedan en 12 por ciento.
En el anterior gobierno, esa tasa se redujo casi a la mitad a medida que el peso se desplomaba frente al dólar. El viernes, la moneda argentina cerró en 63.07 pesos por dólar, una depreciación de 70 por ciento desde enero del año pasado.
La resolución de Fernández aplica parcialmente para el trigo, el maíz y la soja. Para esta última, el mayor producto de exportación, ese índice se sumará a otro 18 por ciento que ya pagaba, por lo que su venta al extranjero estará gravada con 30 por ciento de su precio.
La carne, pesca, lana, legumbres, harina de trigo, maní, arroz, leche en polvo, entre otros, se gravan con un 9 por ciento fijo, mientras que habrá excepciones, como frutas y productos regionales, que pagarán 5 por ciento.
“La grave situación por la que atraviesan las finanzas públicas, resulta necesaria la adopción de urgentes medidas de carácter fiscal que permitan atender, al menos parcialmente, las erogaciones presupuestarias con recursos genuinos”, justificó el gobierno.
Esta es una de las primeras medidas económicas de Fernández, quien asumió la presidencia el martes en un país sumido en una recesión de más de un año, con 55 por ciento de inflación anual y una pobreza que golpea a casi 40 por ciento de la población.
En Argentina, uno de los principales productores de alimentos del mundo, el campo es el único sector que ha crecido un 46 por ciento interanual en el segundo trimestre del año.
AFP I Buenos Aires
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