Si el Aeropuerto de Santa Lucía y el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) operan al mismo tiempo aviación comercial, sólo se generarían demoras indefinidas en el aeropuerto capitalino en contra de los viajeros, el turismo y los negocios, consideraron expertos.

La razón, explicaron, es el limitado espacio aéreo, ya que sólo el del norte de la Ciudad de México es el estratégico para el control del tráfico de aeronaves de cualquier aeródromo que esté activo en el Valle de México.

“Aeronáuticamente hablando va a ser un desastre, voy a tener que manejar el tráfico por bloques, eso provoca una demora indefinida para el AICM mientras saco los (aviones) de Santa Lucía”, dijo María Larriva, investigadora de accidentes aéreos por la Universidad del Sur de California.

Según la también experta en control de tráfico aéreo, si se hicieran las dos pistas en la base Militar Aérea de Santa Lucía, como sugiere el Presidente electo Andrés Manuel López Obrador, y operara el AICM, los vuelos de ambos aeródromos no podrían salir al mismo tiempo.

Los del AICM tendrían que esperar a que salgan o aterricen los de Santa Lucía y viceversa, lo que ocasionaría mayores demoras y a su vez disminuiría el atractivo turístico y de negocios de México.

“(Si lo hacen), ¿sabes qué va a pasar con el turismo? Va a fracasar, porque tú tomas un avión desde Holanda y entonces te tienes que transportar por tierra dos horas para tomar tu conexión a Cancún, eso corre a la gente”, aseveró.

Además, no resuelve el problema de saturación que enfrenta el AICM desde 2003.

El norte es la única vía, debido a que al oeste están los cerros de Toluca y el propio aeropuerto; al sur está lleno de obstáculos prominentes, (montañas) y desde que empezó a registrar actividad el Popocatépetl, hay una área prohibida de 20 millas su alrededor, “nos creció un cerro de 40 kilómetros y no puedes pasar a ninguna altitud”, explicó la experta.

Mientras que al este, en la milla 15 existe una elevación prominente de 16 mil pies, que reduce el rendimiento de los aviones.

Incluso, un estudio de MITRE sobre la factibilidad de Santa Lucía, señala espacios aéreos de interferencia entre aeronaves.

Asimismo, operar ambos aeródromos incrementaría los costos de las aerolíneas y afectaría sus márgenes de ganancias, comentó Fernando Gómez, especialista de la industria de la aviación.

Resaltó que el aeródromo de Santa Lucía no sería atractivo por el problema de conectividad, pues aunque en otros países hay aeródromos complementarios, sí cuentan con vías de comunicación óptimas.

Azucena Vásquez y Lilián Cruz
Agencia Reforma