El Metro nuestro de cada día…
 
Hace (14) meses
 · 

Foto: Reforma

Compartir:

Decir que el Sistema de Transporte Colectivo Metro es tan solo eso: un sistema compuesto por líneas interconectadas de trenes, un simple transporte que te lleva del norte al sur y de oriente a poniente de la ciudad y un ente que nos hace sentir colectivos, es quitarle la vida que se cocina entre cada transbordo, es ignorar la complejidad y problemática de este símbolo de la vida cotidiana de los capitalinos.

Las 4.6 millones de personas que usan diariamente alguna de las 195 estaciones del Metro en sus 12 Líneas saben que hay ciertas reglas no escritas que se deben seguir si se quiere realizar un viaje exitoso.

Pegarte al lado derecho de las escaleras eléctricas si no tienes prisa, pagar con cambio a los vagoneros para agilizar la venta, voltear tus piernas hacia el pasillo cuando alguien quiere sentarse al lado tuyo, despertar al distraído en las terminales y nunca ir con tu celular desatendido.

¿Cómo explicas a un turista, que te pregunta cómo llegar al Centro, la complejidad de los transbordos? No lo haces, solo le dices que siga las señalizaciones, a pesar de que muchas veces son esas mismas las que te pierden.

La edad promedio del usuario del Metro no existe, no hay un límite de edad —ni mínima ni máxima — para aprender a convivir con este extenso monstruo de 226 kilómetros.

En cada tren caben alrededor de mil 500 personas, unas 360 sentadas y el resto paradas, esto a una capacidad máxima y en horario pico. Sus huellas más visibles están en las manchas que va dejando el uso en el mobiliario, asientos, piso, escaleras; desgastes en tubos, puertas y ventanas, mayor o menor, dependiendo de la Línea y estaciones.

Los trenes del STC pueden tener hasta nueve vagones, esto en los modelos más grandes y que son exclusivos para las estaciones más congestionadas. Entonces, en promedio en cada vagón coexisten, en hora pico, unas 166 personas… o más.

Cuando se observa como mil 500 personas pueden usar este espacio restringido, basta con prestar atención a las ventanas, en su mayoría rayadas, sucias y con manchas, así como a los pisos, grises y con manchas negras que parecieran siempre haber estado así.

La mayoría de chilangos aprende de la mano de sus padres, “aquí fíjate en qué dirección va el Metro, tiene que decir Taxqueña, sino vas para el otro lado”, le dice una madre a uno de sus hijos.

Ese niño, con ojos confundidos, representa la inocencia que se pierde dentro del transporte .

Porque en esta ciudad, a temprana edad se aprende a empujar a la gente para subir a un tren atascado, a poner el cuerpo duro y abrir los codos cuando no te dejan salir, a dormir lo justo en el trayecto para que no te pases de tu destino, aprender a transbordar sin depender de los letreros y, sobre todo, a saber en quien confiar y en quien no.

Si algo ha aprendido el capitalino al recorrer el “sistema nervioso central” de la Cdmx es que tiene vida propia, pareciera que huele tus miedos y se alimenta de la gente.

“Si vas tarde, por alguna razón el tren se para más en cada estación, avanza lento y hasta te toca ir parado, pero si de casualidad sales temprano o incluso quieres hacer tiempo, llegas rapidísimo”, cuenta Rodrigo Alanís, un joven que usa el Metro desde pequeño.

“Es como si oliera tu miedo, como si supiera que de él dependes para llegar a tu trabajo, no se cómo explicarlo, solo sé que mejor siempre salgo con tiempo”, agrega.

Aunque el Metro conecta a casi toda la Ciudad —te puede llevar desde Tláhuac a Los Reyes la Paz o de Ciudad Azteca a Mixcoac —, los capitalinos saben que, para muchos, es solamente un transporte de los varios que usan en un día para llegar a su destino.

“Bendito el que solo toma el Metro para ir y venir”, dice María de Lourdes, quien además de tomar la Línea morada del Metro, hace un viaje de otros 30 minutos en combi, y, además, debe toma un camión.
“Para mí el Metro es donde me maquillo, donde descanso un poco y hasta donde desayuno antes de llegar a trabajar”, explica la usuaria.

Así como cada usuario cuenta su experiencia con base en su trayecto, cada estación brinda una vivencia diferente dependiendo de a cuantos ciudadanos recibe a diario.

Según los reportes oficiales de 2022, la estación que tuvo más afluencia fue Indios Verdes con 94 mil 835 pasajeros en promedio en un día y, la que menos, Deportivo 18 de Marzo con mil 233, una diferencia abismal que habla de la desproporción con la que se usa este transporte.

Llegar la estación más usada por los capitalinos requiere de experiencia, un novato se puede perder fácilmente entre los túneles laberínticos y pasillos. Se debe ir con seguridad y un destino claro, no te puedes detener demasiado, porque entonces la masa se encarga de guiarte, pero puede ser al destino equivocado.

Bernardo Uribe | Agencia Reforma

Compartir:
Relacionados
title
Hace 3 días
title
Hace 3 días
title
Hace 3 días
Se dice
/seDiceGift.png
Especiales Criterio
/transformacion.jpeg
Suscribete
/suscribete.jpg

© Copyright 2023, Derechos reservados | Grupo Criterio | Política de privacidad