El hidalguense que se convirtió en contratista de la NASA
 
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El hidalguense que se convirtió contratista NASA
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El hidalguense Fernando de la Peña Llaca, CEO y presidente de Aexa Aerospace, puso sobre la mesa construir un motor de una nave espacial. Esta obra de ingeniería aún no ha sido terminada ni lanzada… a Marte, pero ya le abrió la puerta para ser contratista de la NASA.

“Mi tesis de la universidad fue un motor para una nave espacial, y eso me permitió estar aquí, en la NASA”, cuenta de la Peña Llaca a Forbes México.

“Ya estando dentro del juego de la industria espacial en Estados Unidos, “vas viendo [la situación] y te das cuenta de los proyectos y las nuevas necesidades”, relata el ingeniero en Cibernética y Sistemas Computacionales egresado de la Universidad La Salle, en la Ciudad de México.

Desde niño, al hidalguense le gustaban los dibujos de coches voladores. También fue influido por su tierra natal, Tulancingo, conocida como “la ciudad de los satélites”, por esas imponentes antenas blancas que quiere utilizar el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador para montar el Sistema Satelital Mexsat.

Hoy, el hidalguense hace negocios y es contratista del Departamento de Defensa de Estados Unidos y la NASA.

Sus soluciones tecnológicas ya se ven como proyectos encaminados para la conquista espacial encabezados por la NASA, la empresa SpaceX del millonario Elon Musk, y la compañía Lockheed Martin, dirigida por James D. Taiclet.

“Lo más difícil [para incursionar en la industria espacial de Estados Unidos] no es crear la empresa, sino armar un equipo talentoso que te haga proyectos exitosos, así como que [te] acepte la NASA para que seas uno de sus proveedores”, dice el presidente de Aexa Aerospace. Actualmente, nueve de cada 10 empresas que hay dentro de la NASA son contratistas.

El ingeniero hidalguense tuvo que “cambiarse el chip” para competir con otras empresas por venderles servicios y productos a la NASA.

“Las licitaciones son diferentes [en Estados Unidos], ya que debes hacer una historia de lo que realizarás en los próximos cuatros años, día por día; cómo vas a gastar el dinero y cuál es la mejora tecnológica, aparte de la económica”, expone.

“Cada contrato es una apuesta de cuatro años de trabajo, y, si fallas, ese tiempo se vuelve una tiempo de espera. Aprendiendo los métodos y las reglas del juego, es fácil competir en la NASA, aunque siempre exigen una aportación tecnológica”, agrega.

“Estamos ayudando a construir una nave que se llama Lucy, de Lockheed Martin, que va a explorar unos asteroides troyanos, y ahorita la NASA está usando mucho [esas naves]”, añade Fernando de la Peña Llaca.

 

Con información de Forbes

 

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