A pesar de que el gobierno federal le inyectó el año pasado a Pemex 10 mil 200 millones de dólares  (5 mil 200 millones en febrero para aliviar su situación general y 5 mil millones en septiembre para pagar deuda), los pasivos financieros de la empresa paraestatal crecen y crecen.

Al cierre de junio pasado, la deuda financiera consolidada total se ubicó en 107 mil 153 millones de dólares, esto es 2 mil 358 millones más que al término de marzo, mostró ayer su reporte financiero del segundo trimestre del año

En su reporte, informó que entre abril y junio registró una pérdida neta de 44.3 mil millones de pesos, que se comparan con números rojos por 52.8 mil millones de pesos en el periodo comparable del 2019.

Sobre el incremento de la deuda en términos de dólares, Gonzalo Monroy, director general de la consultora GMEC, explicó que al no contar Pemex con la capacidad para pagar en los plazos originalmente pactados, está reestructurando a costos más elevados.

“Ya hay un efecto de que Pemex haya perdido el grado de inversión… En la renegociación de la deuda simplemente ha conseguido mayores tasas.

“Está pagando una tarjeta con otra tarjeta que tiene una tasa de interés más alta y solo está ganando tiempo y creando un problema a mediano plazo, probablemente para la siguiente administración, que se encontrará con vencimientos de deuda mucho más caros”.

Durante el 2020, Pemex tenía que pagar alrededor de 11 mil millones de dólares de deuda, monto que se redujo a 6 mil 500 millones con las renegociaciones realizadas hasta el momento.

Para el próximo año las obligaciones serán por 7 mil millones de dólares y durante el 2022 de 10 mil millones.

“La pregunta que ronda a todos los inversionistas y al mercado es: ¿cuánto tiempo va a ser capaz México de seguir sosteniendo a Pemex? Al día de hoy, el país ya no tiene dinero para apoyar a la petrolera y sin ese apoyo no tiene ninguna viabilidad”, advirtió Monroy.

Marlen Hernández
Agencia Reforma