A 10 meses del registro de la primera defunción por Covid-19 en Hidalgo (27 de marzo de 2020), los hornos para cremar los cadáveres se han visto rebasados, pues derivado de la alta demanda, los deudos deben esperar entre tres y cuatro días para recibir las cenizas de su pariente.

Francisco Martínez Monroy, trabajador de la funeraria Ponce Molina, precisó que la agencia también ofrece trabajos de cremación en Xochihuacán, en Epazoyucan, en donde el servicio ha aumentado entre 90 y 95 por ciento, toda vez que llegan personas de otros municipios y entidades, como Estado de México y Querétaro, a solicitar la incineración.

Ante ese escenario, el crematorio ha tenido que marcar una agenda para poder atender a sus clientes, por lo que en algunos casos las funerarias deben resguardar los cuerpos por días en espacios de refrigeración para mantenerlos conservados o dejarlos en los hospitales en tanto se abre un espacio para cremarlos.

“Llegamos a tener en lista de espera entre 10 y 15 personas, pero se trata de sacar todo en el momento, aunque no nos es suficiente. Por el covid no se pueden embalsamar los cuerpos, si no duraría más, pero ahorita no se puede”, expresó.

Asimismo, explicó que los cadáveres tardan en volverse cenizas entre dos y cuatro horas, dependiendo de su complexión, por lo que las citas deben planearse y establecer horarios; no obstante, señaló que hay familiares que buscan otros crematorios para no esperar tanto; sin embargo, la situación es similar en los demás centros de ese tipo.

En ese sentido, aseveró, los parientes han tomado de buen modo la espera, pues saben que en la actualidad la pandemia sigue latente y cobrando la vida de muchas personas en el país, por lo que no han exigido tener la urna de su familiar en el mismo momento en que es entregado a la funeraria.

Adela Garmez

Hidalgo

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