El Presidente Vladimir Putin firmó una modificación a la ley rusa de bebidas alcohólicas. Con ello establece que, a partir de ahora, la palabra “champagne” será exclusiva de los espumosos elaborados en la Federación de Rusia y todo producto extranjero deberá etiquetarse como vino espumoso.
Los elaboradores franceses aseguran en un comunicado no tener conocimiento previo. Jean-Marie Barillère, presidente de l’Union des Maisons de Champagne, y Maxime Toubart, presidente del Sindicato General de Viticultores de Champagne, pidieron a las empresas galas detener los envíos a Rusia hasta nuevo aviso.
De acuerdo con información publicada por The Guardian, el corporativo LVMH, propietario de firmas como Veuve Clicquot, Ruinart, Mercier, Krug y Dom Pérignon, declaró la suspensión de exportaciones el sábado.
Poco duró la medida, pues el lunes anunciaron que reanudarían entregas tan pronto pudieran hacer los cambios en sus etiquetas, apegándose a la ley vigente.
“El Comité Champagne deplora que esta legislación no garantice a los consumidores rusos información clara y transparente sobre los orígenes y características del vino”, declaran Toubart y Barillere en su comunicado, en el que agregan que esta Apelación de Origen Controlado está protegida en más de 120 países.
El auge del vino ruso comienza con la industrialización y el desarrollo de empresas estatales y colectivas. En la ex Unión Soviética, la mayoría de las repúblicas elaboraban vino; sin embargo, los mayores productores fueron Moldavia, Ucrania, Georgia y Rusia.
Las zonas de cultivo de uvas se desarrollaron en las regiones de Krasnodar, Stavropol y Rostov y en la república semiautónoma de Daguestán, todas al sur, entre los mares Caspio y Negro, detalla Charles W. Borden en “Russian Wine Country”.
Según Borden, la ex URSS fue el cuarto productor de vino más grande del mundo en 1980, detrás de Italia, Francia y España, con una producción de 4 mil 800 millones de litros de vino; sin embargo, en 1990 la producción disminuyó debido a una campaña de Gorbachov durante la que se destruyeron viñedos e instalaciones de producción.
Históricamente, el consumidor ruso prefiere vinos dulces y espumosos. Según el experto, la mayoría de los espumosos son elaborados a partir de “material de vino”, término técnico para el jugo de uva fermentado en bodegas rusas o importado de otros países.
El “material de vino” importado es la base principal del Sovetskoye Shampanskoye (“Champaña soviética”), omnipresente en fiestas del Año Nuevo y Día de la Mujer, documenta Borden.
La norma recién firmada sucede a la “Ley Federal de Vitivinicultura en la Federación de Rusia”, que entró en vigor en 2020 y donde se establece que los objetivos de la política estatal son: mejorar la calidad del vino en el mercado ruso y aumentar tanto el número de bodegas como las hectáreas de viñedos en la Federación de Rusia.
De acuerdo con el Centro de Investigación del Mercado Federal y Regional de Alcohol de Rusia, el país importa 50 millones de litros de vinos espumosos al año; 13 por ciento proviene, justamente, de la región francesa de Champagne.
Alejandro Vizzuett Díaz
Agencia Reforma
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