Aunque Estados Unidos ha advertido sobre un aumento en la producción y tráfico ilegal de drogas sintéticas desde México, el número de narcolaboratorios asegurados en nuestro país ha bajado 29.2 por ciento durante la presente administración, en comparación con el sexenio pasado.

Mientras en los primeros tres años del sexenio de Enrique Peña Nieto las fuerzas federales aseguraron 287 narcolaboratorios para la elaboración de este tipo de drogas, en el mismo periodo del gobierno de Andrés Manuel López Obrador sumaron 203.

La Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) argumenta que los laboratorios clandestinos descubiertos este sexenio son de mayor capacidad, lo que también ha permitido asegurar más drogas sintéticas, como metanfetaminas y fentanilo.

Por ejemplo, en octubre de 2020 un lugar para la elaboración de metanfetaminas, así como 290 kilogramos de “cristal” con un alto nivel de pureza, fueron asegurados en Quiriego, Sonora, como parte de la denominada Operación Blue.

En febrero del mismo año, el Ejército localizó y desmanteló un laboratorio clandestino para la producción de droga sintética en las inmediaciones de Tamazula de Victoria, Durango, localidad situada en la zona conocida como el Triángulo Dorado.

Otros narcolaboratorios han sido hallados en Cosalá y Culiacán, Sinaloa; Iztapalapa y Gustavo A. Madero, Ciudad de México; Cadereyta, Querétaro; Valle de Chalco, Estado de México, y Quiriego, Sonora.

De acuerdo con informes de la DEA, al menos desde 2019 el “suministro” ilegal de fentanilo a Estados Unidos por parte de las organizaciones mexicanas ha aumentado, mientras que la oferta de esa droga que proviene directamente desde China disminuyó sustancialmente.

Cárteles como el de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación, alertan los reportes de la agencia estadunidense, están significativamente involucrados en la producción de fentanilo y han aumentado su producción al “por mayor” tanto en polvo como en píldoras.

Estas organizaciones también están diversificando los precursores químicos que les sirven de fuente de suministro para la fabricación de las drogas, a fin de evitar los controles químicos internacionales.

“Es casi seguro que las organizaciones transnacionales mexicanas tengan mayor impacto directo en el mercado del fentanilo en Estados Unidos en el futuro cercano”, señala la más reciente Evaluación Nacional de la Amenaza de las Drogas de la DEA sobre la situación de seguridad del país.

Antonio Baranda | Agencia Reforma