Al tiempo que la nueva variante del coronavirus ha levantado el pánico entre la gente y ha hecho temblar a los mercados, científicos de todo el mundo se encuentran en una carrera urgente para evaluar la amenaza real que representa Ómicron. Mientras tanto, piden paciencia y esperar los resultados.
Los investigadores están trabajando en los laboratorios para saber qué tan fuerte es el virus frente a las vacunas actuales, a la par de que monitorean cómo se está comportando en la vida real, una labor que requiere tiempo.
Un día después de que el 24 de noviembre fuera notificado el primer caso de la nueva variante en Sudáfrica, un equipo de investigadores de la Universidad de Texas comenzó a diseñar una réplica del virus para probarla contra los anticuerpos generados por las vacunas. Sin embargo, necesitarán unas dos semanas para terminar de construirla; otros días más, para corroborar su exactitud, y una semana más, para finalmente probarla.
“Creo que hay mucha reacción exagerada y tenemos que guardar la calma”, sostuvo a The Washington Post el microbiólogo Pei-Yong Shi, quien coordina el equipo y quien ya ha estudiado las variantes previas. “No hay resultados todavía, estas son solo las mutaciones. ¿Qué significa eso? Tenemos que ver”.
Hasta ayer, la nueva variante se había propagado en más de 40 países de las seis regiones que monitorea la Organización Mundial de la Salud (OMS). En América Latina, Chile se unió a México y Brasil en la lista de países con Ómicron.
La cifra de estados en EU que notificaron casos se duplicó en un día, de seis a 12, aunque ninguno había resultado en enfermedad grave, hospitalización o muerte.
AFP | Washington
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