En julio de 2018, Laura comenzó, a los 22 años, su labor en el primer módulo del nivel inicial, La Palabra, del Modelo Educativo para la Vida y el Trabajo (MEVYT). Los martes y jueves, en punto de las 15:00 horas, acudía a la biblioteca de Santa Julia; los viernes, a las 10:00, daba clases en una casa prestada en la colonia Europa.

El proceso fue distinto en ambos puntos. Santa Julia es, en palabras de la estudiante de fisioterapia, una zona urbanizada, por lo que las personas tenían la facilidad de aprender y hubo un rápido avance.

Por otro lado, aunque el Instituto Hidalguense de Educación para Adultos (IHEA) no considera a Pachuca como una región con asentamientos indígenas, en la colonia Europa viven personas cuya lengua materna no es el español –sino el otomí, náhuatl o hñähñü– y no lo comprenden por completo. Por consiguiente, el proceso de alfabetización fue lento comparado con la otra localidad.

“En la región no había asesores que supieran dichas lenguas para enseñarle español a esas personas”, mencionó la alfabetizadora, por lo que “hubo mucha experimentación en cuanto al método educativo”.

La forma de enseñanza en el MEVYT es similar a la utilizada en educación preescolar: primero se enseñan sílabas, se forman palabras simples y, poco a poco, se incluyen grupos de letras para formar términos completos. “El primer paso es lograr que escriban su nombre”, indicó Laura. Luego, el proceso continúa con oraciones de la vida cotidiana, como notas y recados.

Finalmente se forman en matemáticas básicas y lectura.

La alfabetización toma de seis meses a un año y “depende de la persona, más que del tutor o de la forma de enseñanza”.

El proceso es individual y las evaluaciones se realizan de acuerdo con el avance de cada educando. “La primera (fase) se aplica a partir de ciertas palabras, el asesor puede ver cómo va ese alumno; la segunda, comprueba que sabe leer, escribir y usar los números”, explicó.

De acuerdo con datos de la Encuesta Intercensal 2015 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en Hidalgo 234 mil 385 personas mayores de 15 años no sabían leer ni escribir, lo que ubica a la entidad en el noveno lugar nacional de analfabetismo.

El grupo etario con más rezago es de mayores de 75 años, con 41.9 por ciento; le sigue el de 60 a 74 años, con 26.1; de 45 a 69, 10.1; de 30 a 44, con 3.7 por ciento, y de 15 a 29, con apenas 1 por ciento, señala el estudio.

Según Laura, entre los aprendices había más mujeres que hombres, desde 28 hasta 70 años, la mayoría de 30 a 40 años de edad.
“El que haya más mujeres mayores que hombres significa que (ellas) tenían menos oportunidades de estudiar”, considera.

De acuerdo con Laura, cuya labor de julio de 2018 a julio de 2019 fue voluntaria, “hay interés por saber”, como Gonzalo, alumno que le expresó su necesidad de aprender a leer porque le era difícil estar en la carretera y conocer dónde se encontraba.

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, Ciencia y Cultura (Unesco, por sus siglas en inglés) declaró el 8 de septiembre Día Internacional de la Alfabetización, como un derecho básico y fundamental.

EN EL TOP 5 DE ANALFABETISMO

Según el Inegi, los municipios con mayor analfabetismo en Hidalgo son Yahualica, San Bartolo Tutotepec, Huehuetla, Xochiatipan y Jaltocán

Desde enero hasta agosto de 2019, 3 mil 367 personas han sido alfabetizadas con el MEVYT, de acuerdo con el Instituto Nacional de Educación para Adultos (INEA)

Para ser alfabetizador es necesario tener al menos la preparatoria terminada. El IHEA los capacita en trato a las personas y en estrategias educativas. No tienen una paga formal, pero existen apoyos

Lizbeth Soto I Pachuca