Abigaíl Romero Flores es madre de tres niños, con quienes vivió violencia física y psicológica ejercida por su pareja durante más de una década, pero logró superarlo y, con el tiempo, alcanzó de nuevo la autosuficencia.
Su entonces cónyuge y agresor, con cualquier pretexto, la golpeaba para hacerla “rectificar”, pero ella decidió terminar esa situación.
Con un perfil “tradicionalmente machista”, su exesposo controlaba lo que Abigaíl hacía; incluso, por disgustarlo, recibía golpes de su pareja como respuesta.
Lo mismo ocurría con sus hijos, quienes eran castigados físicamente si no cumplían con las expectativas del sujeto.
Separarse de su marido fue una decisión difícil para ella, pues nunca trabajó durante su relación, y pensaba que sería complicado que alguien la contratara.
Además, cuando externó su intención de dejar a su agresor, sus padres y hermanos le dijeron que tenía que quedarse con él, pues la elección fue suya.
Sin embargo, con el tiempo, logró desprenderse de ese vínculo. Consiguió empleo en una panadería, donde sus patrones tenían buen concepto de su trabajo, pero, por un malentendido, debió dejarlo e intentar en otro espacio.
Una amiga le recomendó preparar los alimentos para una familia de la colonia San Javier, en Pachuca.
Como Abigaíl nunca había cocinado para alguien que no fueran sus hijos o pareja, la oportunidad representó un gran reto para ella; no obstante, su jefa quedó satisfecha con el servicio e incluso la recomendó para realizar banquetes, aseguró.
Así fue como, en un evento de cierre de año, cocinó para 150 personas, situación que definió como “un éxito”.
Desde entonces, las cosas fueron mejorando, pues la recomendación por la calidad de sus productos y servicios ocurrió de boca en boca.
Sin embargo, a mitad de 2017 su jefa, la dueña de la casa de San Javier, decidió prescindir de sus labores.
Esto representó un golpe que se sumó a la muerte de su madre, situaciones que la llevaron a caer en depresión.
Tiempo después, Abigaíl fue invitada a trabajar en el comedor de una tienda de autoservicio a las afueras de Pachuca, lo que trajo, de nuevo, tranquilidad económica para ella y
sus hijos.
Además, atiende el mismo espacio en un comercio más grande de la capital.
Sara Elizondo I Pachuca
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