
Un 11 de septiembre de 2001, Estados Unidos vivió uno de los sucesos que marcaron el inicio del nuevo milenio: cuatro aviones fueron secuestrados en diferentes partes del país por integrantes de una célula terrorista. El objetivo: desestabilizar el modo de vida del país vecino del norte, principalmente su economía.
El resultado es conocido por toda la humanidad: dos aeronaves se estrellaron en las torres que conformaban el antiguo World Trade Center (WTC) en el Bajo Manhattan, en Nueva York; otro más, cerca del Pentágono, y una, que al parecer era dirigida hacia la Casa Blanca, pero que cayó derribada en un área despoblada de Pensilvania.
A más de 20 años de distancia, la tragedia que dejó más de 3 mil personas fallecidas y más de 6 mil heridos cambió el rostro de la sociedad estadunidense, sobre todo en el actuar de las autoridades al momento de indagar posibles indicios de terrorismo en su territorio, pues, a decir de algunos exfuncionarios, la amenaza que representa Al-Qaeda “sigue latente”.
Los principales cambios
Nelson Barbosa y César Paz, agentes retirados del Buró Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés), coincidieron en una entrevista para Voz de América en que entre los principales cambios tras el llamado 11-S fue una mayor colaboración entre las principales agencias de inteligencia del gobierno estadunidense.
Antes de esto, ni el FBI, ni la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) o la Agencia Central de Inteligencia (CIA) tenían la posibilidad de trabajar en conjunto debido a una serie de candados legislativos, supuestamente para regular los datos recabados por dichas instituciones.
Tras los ataques terroristas, los exoficiales sostuvieron que dichas dependencias “aprendieron varias cosas”, sobre todo en el sentido de compartir información delicada que implica amenazas a la seguridad nacional y que, por ende, se implementó un protocolo interinstitucional para tal efecto, algo que no había sucedido en años anteriores.
Sin embargo, afirmaron que Estados Unidos enfrenta otras situaciones que no se parecen a las que ocurrieron bajo el contexto del enfrentamiento entre extremistas islámicos y las fuerzas armadas; sin embargo, consideraron importante atenderlas.

Nueva edición conflicto Oriente-Occidente
Hace más de 30 años, Estados Unidos y la antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) protagonizaron un momento de tensión dentro del contexto de la Guerra Fría. Ahora, la nación norteamericana y Rusia, representando a Oriente, junto con China, vuelven a estar en una confrontación que tiene como escenario central a Ucrania.
Sin embargo, Nelson Barbosa aseveró que la principal amenaza es la que representa el país gobernado por Xi Jinping, sobre todo en el sentido de que “siempre está tratando de colectar toda la información con sus propósitos”.
En ese sentido, el exagente declaró que Estados Unidos está al tanto del acercamiento de Rusia y China con varios países de Sudamérica, dentro del bloque económico llamado BRICS, algo que Laura Richardson, jefa del Comando Sur, consideró que se trata de una “agresiva expansión” y que, en consecuencia, “la zona está experimentando una inseguridad e inestabilidad”.
No obstante, especialistas afirmaron que la expansión del “gigante asiático” tiene unos tintes a los que actualmente tiene en regiones de África y que la República Popular China “no invierte, sino que extraen”.
México también es preocupación
Por otro lado, Nelson Barbosa aseveró que existe otra situación que mantiene en vilo al gobierno de Estados Unidos y tiene que ver con la crisis migratoria con México, pero resaltó que el hecho de que los inmigrantes ilegales burlen las medidas de seguridad en la frontera, lo que corre el riesgo de que entren “potenciales criminales” a territorio estadunidense.
“Muchas personas están entrando que no se han detectado y, por lo tanto, algunos vienen a trabajar, pero otros quizás vienen con el objetivo de hacernos daño y ese es el peligro más grande que yo veo desde mi punto de vista”, declaró el exagente del FBI.
César Paz, por su parte, también secundó dicha opinión y afirmó que “son muchos los buenos y no tienen otra opción que arriesgarse, pero también están los que manejan el tráfico de personas en la frontera. A través de allí pasan personas indeseables, ya lo hemos visto en el pasado: narcotraficantes, pedófilos, criminales fugitivos”.
¿Un nuevo 11-S?
Ante la pregunta expresa sobre la posibilidad de que ocurra un nuevo atentado terrorista como el que sucedió el 11 de septiembre de 2001, los extrabajadores del FBI coincidieron que la amenaza que representa Al-Qaeda sigue estando vigente para todos los países de Occidente.
“La amenaza es real y continua, porque ellos han jurado que van a hacer desaparecer y a eliminar a todos aquellos que no crean lo que ellos sí. Hay gente que sueña con izar la bandera de Al-Qaeda en la Casa Blanca”, señaló César Paz.
Por otro lado, Nelson Barbosa agregó que “ellos tienen sus ideales que no les van a prevenir que, algún día, quizás intenten por lo menos cometer un tipo de acto terrorista en Estados Unidos o en cualquier otro lugar, donde tengan la oportunidad de probar su poder”.
Redacción web