La comida, la música y la danza se convierten en vías para llamar a las almas de los difuntos y honrar su recuerdo durante el Xantolo, celebración que en Hidalgo se realiza principalmente en la Sierra Alta y Huasteca, siendo los días 31 de octubre, 1 y 2 de noviembre, los de mayor actividad.
Sin embargo, el Xantolo (del latín sanctórum o lugar santo) inicia en el verano y culmina a finales de noviembre, ya que el 24 de junio, día de San Juan Bautista, comienza la siembra de flores de cempasúchil, con las que se preparan las ofrendas y caminos para recibir a quienes partieron al más allá.
El 30 de octubre es llamado el Día de la Compostura, cuando se colocan los altares y ofrendas para los muertos. Las cocineras preparan platillos tradicionales como tamales, mole y chocolate. Además, la gente visita los panteones para limpiar y pintar las tumbas.
El mediodía del 31 de octubre se recibe a los inocentes, almas de los niños, a quienes se les ofrendan dulces, calaveras de azúcar y juguetes.
De acuerdo con el investigador Raúl Guerrero, de la Secretaría de Cultura del gobierno de Hidalgo, “se cree que las ánimas (de difuntos adultos) comienzan a deambular entre nosotros los días 1 y 2 de noviembre”
Al mediodía del 1 de noviembre se truenan cohetes y suenan las campanas para dar la bienvenida a las almas. Comienzan la música y la danza en las calles, aparecen personajes enmascarados y disfrazados de cuanegros y matlachines, que bailan en cuadrillas al compás de bandas de viento o tríos huastecos, explicó Guerrero.
El 2 de noviembre, el panteón es adornado con flores. Ahí, los deudos comen y beben a la salud de los difuntos, todo ambientado con cuadrillas de danzantes y conjuntos de músicos que se aproximan a las tumbas. Así transcurre el día hasta que llega la hora de despedirse.
Sara Elizondo | Pachuca