Recinto histórico: cumple arena Afición 70 años
 
Hace (26) meses
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Pachuca y la lucha libre hoy están de fiesta: La mítica arena Afición cumple 70 años de existencia.

El recinto, por el cual han desfilado desde leyendas del pancracio hasta artistas consagrados, fue un proyecto que los empresarios hidalguenses Francisco José Flores Lecona y Benjamín Mora Orta concretaron luego de dos años.

“Ellos eran grandes deportistas. Les tengo un gran respeto y un gran cariño, a pesar del tiempo transcurrido; ellos me enseñaron el negocio”, recordó Ricardo Antonio Viornery Islas, quien ha estado al frente del recinto durante más de cuatro décadas.

Ambos adquirieron una enorme vecindad en la calle de Cuauhtémoc, donde, a partir de 1950, comenzó la construcción del local, que dos años después abrió sus puertas al público.

celebrar aniversario arena Afición

Ni siquiera una lluvia que cayó la noche del jueves 31 de enero de 1952 impidió que la gente quisiera vivir este suceso histórico, del cual se cumplen siete décadas.

“Es de los espacios que han seguido trabajando, ante cualquier situación y esa es una gran satisfacción”, agregó.

En aquel primer programa se anunció la presencia del Cavernario Galindo, quien se enfrentó ante el japonés Sugi Sito; en la segunda lucha, Raúl Torres contra El Verdugo, así como también el pleito de Oso Negro frente a Ciclón Veloz, originario de Tulancingo.

La catedral hidalguense fue pionera en realizar luchas en jaula, como la protagonizada entre Gori Guerrero y el Cavernario, con un lleno a reventar, según recuerda el empresario.

Tras afianzarse como el recinto de provincia más importante del país, la Afición también fungió como centro de espectáculos, con eventos de la Caravana Corona, en la que se presentaron a artistas de la talla de Julio Alemán, Enrique Guzmán, Angélica María, Ignacio López Tarzo, La India Maria, José José, Juan Gabriel, Viruta y Capulina, Clavillazo, entre otros.

Uno de los sucesos que más recuerda Viornery Islas son las primeras presentaciones del recién fallecido Vicente Fernández, quien, desde sus comienzos, cautivó a los hidalguenses con su estilo único.

Otra de sus facetas fue como locación para algunas de las películas de El Santo. Igualmente se grabó la telenovela La fuerza del amor, con Eduardo Palomo, y un par de cortometrajes: el primero, para el museo de arte de Nueva York, en el que el gladiador Solar y un pintor se enfrentaron en un peculiar lucha, que consistía en que el esteta no debería dejarse manchar, mientras él tenía que quitarle a su rival la brocha; en tanto, el segundo fue hecho para Sudamérica, con una sui géneris batalla campal ocho boxeadores.

“Fue muy satisfactorio haber presentado teatro, caravanas, espectáculos de circo, con animales y sin animales, así como un festival de acrobacia, que se presentó aquí también”, recordó Ricardo, quien también destacó el apoyo de los pachuqueños para los artistas locales, como Sergio Corona y Yolanda del Río.

El empresario, que comenzó desde abajo en la arena; es decir, haciendo limpieza, vendiendo en la dulcería y como taquillero, comentó que estar al frente del recinto no ha sido una tarea sencilla.

“Me da gusto que lo logré; el estar de este lado a base de trabajo. Aquí ya era más responsabilidad y
trabajo”, manifestó.

Luego de invertir gran parte de su vida en este negocio, manifestó que únicamente tiene un sueño: que el recinto vuelva a su época dorada.

“Recuperar a la afición que se tuvo en años anteriores y recuperar a los ídolos. Ya no hay un Santo, ya no hay un (Blue) Demon, ya no hay un Mil Máscaras, etcétera. Encontrar ese tipo de elementos sería una buena forma de despedirnos”, expresó.

Finalmente, se congratuló de celebrar presencialmente un onomástico, luego de que al año pasado el recinto estuvo cerrado, debido a la época más álgida de la pandemia de Covid-19 en el país.

“Cancelar una celebración tradicional no me dio mucho gusto, pero uno se tiene que adaptar a lo que es; ahorita estamos en condiciones difíciles, esperando todavía que algún día se mejoren”, cerró el empresario.

Arena Afición peor crisis

CURIOSIDADES

Arenas hermanas. Don Francisco José Flores Lecona obtuvo los recursos, de la Afición, para construir la arena Toluca, que se estrenó en 1968, así como para las de Poza Rica y Neza, inauguradas en 1977

Su actividad. Los días de lucha libre en la catedral eran los martes, jueves y domingo, mientras que los viernes realizaban eventos de box, mientras que los
sábados eran para la Caravana Corona

Épocas complicadas. A lo largo de estas siete décadas, el inmueble se ha visto obligado a cerrar sus puertas; cuando apareció Triple A con funciones televisadas, así como recientemente por la pandemia

 

COMIENZOS DE LA LUCHA LIBRE EN LA ENTIDAD

Son 70 años de la arena Afición; sin embargo, la lucha libre llegó a Hidalgo tan solo un año después de las primeras funciones de Salvador Lutteroth en Ciudad de México, con la Empresa Mexicana de Lucha Libre (hoy conocida como Consejo Mundial).

Francisco José Flores Lecona y Benjamín Mora Orta, los padres de este deporte en la entidad, realizaron sus primeros eventos desde 1934, justo en la cancha Hidalgo, donde hoy se encuentra el kínder Amado Nervo, así como en los Textiles Hidalgo, casi a espaldas de La Villita.

Posteriormente, adaptaron la primera arena Afición en Abasolo, justo detrás del cine Iracheta, donde presentaron funciones ya con figuras nacionales.

De acuerdo con Juan Manuel Menes Llaguno, cronista vitalicio del estado, la respuesta que tenía el deporte en aquella época fue lo que orilló a Flores y Mora a edificar un inmueble con mayor capacidad.

“No creo que ningún pachuqueño desconozca lo que es la arena Afición; es un sitio de recuerdos, añoranza y que debe preservarse”, indicó el cronista, quien compartió que en su infancia tuvo la oportunidad de asistir por la relación de una de sus amistades con el doctor Froilán Díaz, que era el encargado de revisar a los elementos por esa época.

Consideró que la catedral de la lucha libre aún es el recinto deportivo más importante de la entidad, pues aunque hay otros que le compiten en “edad”, ya no tienen la misma funcionalidad, a diferencia de la catedral hidalguense.

“Esos sitios ya se perdieron; el único que queda vivo y activo es la arena Afición”, indicó el cronista, refiriéndose al estadio Revolución Mexicana y la cancha de basquetbol Miguel Alemán.

 

NACIÓ EN LA AFICIÓN

Alfredo Witvrun Rosales vivió gran parte de su vida en la arena Afición; incluso, compartió que ahí fue donde aprendió a caminar.

El vínculo se dio por su padre, don Manuel Witvrun Castellanos, quien durante más de cuatro décadas fue la voz oficial del recinto.

Incluso, compartió en entrevista, que su papá estuvo con Francisco José Flores Lecona desde Tulancingo, por lo que fue parte del proceso de la creación de la nueva arena Afición.

Él, junto a sus hermanos, vivió su infancia en las paredes de la casona de Cuauhtémoc, donde, conforme iba creciendo, fue apoyando en diversas labores.

Compartió que primero llevaba desde el refresquito para los luchadores o hasta las quesadillas que pedían a una de las señoras que vendían afuera de la arena, que eran del gusto de todas las figuras nacionales. Posteriormente, apoyó a don Manuel en el micrófono, anunciando algunas de las luchas.
Asimismo, se expresó sobre los llenos que lucía el local, con colas que llegaban hasta la calle Gómez Pérez, para ingresar a la zona de ring número y general, mientras para la fila para gradas alcanzaba la de José María Iglesias.

Indicó que el hidalguense El Santo siempre recibió un apoyo incondicional de la gente, que también quedó impresionada con las presentaciones del francés André el Gigante y el japonés Tiger Mask.

En sentido, mencionó que el público de aquella época era parámetro, pues si los elementos no conquistaban a la gente de la Afición, eran considerados inservibles para este deporte.

Inspirado por todo lo que vivió, a los 13 años comenzó a entrenar y siete años después hizo su debut como Meteoro, consagrándose como una de las figuras locales, luego de superar a grandes maestros en el estilo olímpico, intercolegial y libre. Hoy, Alfredo Witvrun también celebra ser parte de la historia de la catedral hidalguense.

HIDALGUENSES DIERON SELLO

Lejos de todas las figuras nacionales, como El Santo, Blue Demon, Mil Máscaras, entre otros, que se presentaron en la arena Afición, los elementos pachuqueños también forjaron la historia de este recinto.

Para Jorge Daniel López Huerta — conocido en la lucha libre como el Intruso Jr–, el elemento de casa fue de vital importancia, porque cubrieron de gloria al estado e hicieron respetar el hogar de los gladiadores pachuqueños.

Recordó que uno de los primeros llenos en el recinto por un exponente local fue cuando Alberto Hernández El Judas, apostó sus barbas.

En tanto, también recordó que una de las primeras entradas que enmudecieron al público fue cuando el tulancinguense Karis la Momia –Mario Gómez– salió de entre la tierra y lo llevaron al ring en un ataúd.

También destacó el legado de Troglodita Flores, quien fue el primer campeón del estado, Enrique Camarena, Chato García, Boby Ramírez, Negro Granados, Luis Hernández, El Tiburón, Lalo Montenegro, León Reyes, Ave Negra, Braulio Flores, Alma Negra, el Zorrillo Tacamba, El Espacial, Pantera Negra, entre muchos representantes de la época dorada de la catedral hidalguense.

Mencionó que cada uno de ellos se midió a figuras nacionales, haciendo respetar el estilo hidalguense; “Las estrellas de la lucha libre vinieron a caer con estos grandes; gracias a ellos se decía que Pachuca es caballo, en cuanto a lucha libre”.

Alejandro Velázquez I Pachuca

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