Es mediodía, en la Huasteca hidalguense la espera terminó y, como dicta la tradición, arribaron los familiares y amigos que no están en el mundo terrenal.

Llegaron luego de pasar por el umbral del inframundo: el arco elaborado con palo sol, bola de fuego, cempasúchil, palmilla y mano de león.

No pueden faltar las veladoras, pues su luz guía a las ánimas en su camino de regreso al mundo de los vivos.

Así se adorna la mayoría de los hogares de la Huasteca para celebrar el Xantolo, tradición mestiza que representa la fusión del Día de Muertos —de origen indígena— y Todos los Santos —católica—.

Por doquier se percibe una mezcla de olores: copal que se confunde con tamales, chocolate, mole y flores.
Luego de invitar a los seres queridos fallecidos a pasar a comer y disfrutar de la ofrenda que prepararon para ellos, la familia comparte los alimentos.

Es día de hacer la ofrenda: algunos hombres acudieron con antelación al cementerio de Macuxtepetla para limpiar las tumbas de sus familiares o amigos.

Misael Cruz Vite, habitante de dicha demarcación, señaló que la fiesta se complementa con la gastronomía de la región: tradicionales tamales de hoja de papatla o totomoxtle, mole, zacahuil, enchiladas y fruta; así como con el olor del copal, incienso que guía a los difuntos hacia el altar, preparado especialmente para ellos.

Salomón Hernández I Huejutla

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Al mediodía de este lunes se paralizaron las actividades en Jaltocán, pues las “palomas” (cohetones) anunciaron la llegada de los seres queridos desde el Mictlán, explicó Sergio Felipe Amador, investigador cultural.

Se les espera con comida tradicional, dulces y frutas de cada región; además, se coloca  un vaso con agua, elemento imprescindible para cualquier altar o arco en honor a los fieles difuntos, añadió.