Los escándalos de la familia real británica
 
Hace (50) meses
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Royal memorabilia featuring Britain’s Prince Harry, Duke of Sussex, and Meghan, Duchess of Sussex is displayed for sale in a store near Buckingham Palace in London on January 10, 2020. – Prince Harry’s wife Meghan has returned to Canada following the couple’s bombshell announcement that they were quitting their frontline royal duties, it emerged Friday, as the monarch held urgent talks with her family to resolve the crisis. (Photo by DANIEL LEAL-OLIVAS / AFP)

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De la abdicación del rey Eduardo VIII a la renuncia del título de alteza real del príncipe Enrique y su esposa, Meghan, estas son algunas de las principales crisis que han sacudido a la monarquía británica en su historia reciente:

 

El amor más que el deber

Dando prioridad al amor por encima del deber, el rey Eduardo VIII provocó un verdadero sismo al renunciar al trono en 1936, después de 326 días de reinado, para poder casarse con Wallis Simpson, una plebeya estadunidense dos veces divorciada, rechazada por la Iglesia anglicana, de la que él era el jefe, y por la clase dominante británica.

Su hermano, el rey Jorge VI, padre de la actual reina Isabel II, lo sucedió, mientras que el exsoberano fue repudiado.

 

El mal de amores y las infidelidades

Apodada la Princesa Rebelde, la enérgica princesa Margarita, hermana menor de la reina, dio mucho de qué hablar por sus locuras e hizo temblar las tradiciones y los convencionalismos.

Se casó en 1960 con Antony Armstrong-Jones, fotógrafo de moda y de cine un tanto bohemio, tras haber tenido que renunciar a su amor por el jinete Peter Townsend, divorciado.

La pareja se separó en 1978, tras el enésimo escándalo causado por sus infidelidades, difundido por la prensa.

 

Matrimonios inestables

El 1992 fue un annus horribilis para la reina, que tuvo que enfrentar los inestables matrimonios de tres de sus cuatro hijos. La separación más dura fue la del príncipe heredero, Carlos, y la princesa Diana, tras once años de tumultuoso enlace. Se divorciaron cuatro años después.

Ese mismo año, el príncipe Andrés, segundo hijo de Isabel II, se separó de Sarah Ferguson, fotografiada con los pechos descubiertos al borde de una piscina en el sur de Francia junto a su asesor financiero lamiéndole los dedos de los pies.

A pesar de su separación, en 1996, Andrés y Sarah mantienen buenas relaciones y la duquesa de York todavía vive en el domicilio de su exmarido.

La única hija de la soberana, la princesa Ana, se divorció de su primer esposo, Mark Phillips, tres años después de su ruptura, muy mediatizada, en 1989.

 

Muerte de Diana

La reina fue muy criticada por su falta de compasión cuando, en 1997, falleció en un accidente de automóvil la Princesa del Pueblo, Diana, madre de Guillermo y Enrique y adorada por las masas.

Mientras que la población, de duelo, presentaba millones de flores frente a la verja de los Palacios de Buckingham y de Kensington, el príncipe Carlos y la reina Isabel II se atrincheraron en su propiedad de Balmoral (Escocia).

Pese a la ola de indignación que recorrió el país, la soberana no salió de su silencio hasta la víspera del funeral, cuando ofreció un excepcional discurso televisado.

 

Las turbulentas relaciones de Andrés

La amistad que mantuvieron en el pasado el príncipe Andrés y el financiero estadunidense Jeffrey Epstein le costaron unas acusaciones particularmente graves desde que este último, sospechoso de haber explotado sexualmente a menores de edad, se suicidó en prisión.

Una estadunidense, Virgina Roberts, afirma que fue forzada a tener relaciones sexuales con el príncipe Andrés cuando era menor y se encontraba bajo el yugo de Epstein.

Cuando trató de defenderse en la BBC, el príncipe dio una imagen desastrosa, con unos desmentidos juzgados poco convincentes, sin dar muestras de arrepentimiento por su amistad con Epstein y dedicando poca empatía a las víctimas.

Muchas de las empresas y universidades con las que decidieron prescindir de él y, desde entonces, se tuvo que retirar de la vida pública y trata de ser discreto.

 

La sorprendente retirada

El príncipe Enrique y su esposa, Meghan, comunicaron el 8 de enero, para sorpresa general, que abdicaban a sus funciones reales. La pareja, que aportó un aire fresco a la monarquía, quiere ser financieramente independiente e instalarse en Norteamérica a tiempo parcial.

Tras una semana de negociaciones en privado, el palacio de Buckingham anunció el sábado que ambos renunciaban a su título de alteza real y que dejaban de recibir dinero de las arcas públicas, como parte del acuerdo.

La pareja conserva su título de duque y duquesa de Sussex, pero dimite al monograma HRH, que en inglés significa Su Alteza Real.

Antes del joven príncipe, sexto en el orden de sucesión al trono británico, su madre, Lady Diana, perdió también ese estatuto tras haberse divorciado del príncipe Carlos, en 1996. Igual que Sarah Ferguson, cuando se separó del príncipe Andrés, segundo hijo de la reina.

Pero ahí se trataba de “títulos honoríficos” obtenidos por matrimonio. En cambio, ahora es la primera vez que un miembro de la familia Windsor por nacimiento se ve privado de este estatuto.

Enrique y Meghan devolverán además 2.4 millones de libras esterlinas (3.1 millones de dólares) de fondos públicos que sirvieron para renovar su hogar, Frogmore Cottage, cerca del castillo de Windsor.

 

“Gran tristeza”

Royal memorabilia featuring Britain’s Prince Harry, Duke of Sussex, and Meghan, Duchess of Sussex is displayed for sale in a store near Buckingham Palace in London on January 10, 2020. – Prince Harry’s wife Meghan has returned to Canada following the couple’s bombshell announcement that they were quitting their frontline royal duties, it emerged Friday, as the monarch held urgent talks with her family to resolve the crisis. (Photo by DANIEL LEAL-OLIVAS / AFP)

El príncipe Enrique expresó el domingo su “gran tristeza” por la forma en que él y su esposa, Meghan, renunciaron a sus títulos nobiliarios como parte de su acuerdo de separación de la familia real británica, en un video publicado en Instagram.

“Me produce gran tristeza que se haya convertido en esto”, señaló. “Nuestra esperanza era seguir sirviendo a la reina, a la comunidad y a mis asociaciones militares, pero sin financiamiento público. Lamentablemente, eso no es posible”, expresó.

 

 

AFP | Londres

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