Es imposible no recordar a Aurorita, como se dirigen a ella de cariño, quien durante 31 años ha impartido primer grado en la escuela primaria Plan de Guadalupe, ubicada en la colonia Constitución de Pachuca.
En el salón de clases, el cual lleva el nombre de su abuela, Aurora Espínola de Marín, quien fue la primera regidora del ayuntamiento de la capital, ha pasado poco más de la mitad de su vida.
Aurora de los Ángeles Marín Samperio, con 40 años de servicio y 59 de edad, afirma que, si volviera a nacer, volvería a ser maestra.
“Cuando algo te gusta, no lo sientes como trabajo. He sido muy afortunada de poder dedicarme a lo que me apasiona”, dijo.
La profesora destacó que el apoyo y empatía de sus alumnos le han permitido sobrellevar situaciones difíciles, tanto personales como profesionales, por ejemplo, la muerte de su padre, y más recientemente, el desafío que representó para los docentes el uso de herramientas tecnológicas durante la pandemia por Covid-19.
“De mis estudiantes he aprendido muchas cosas. Estando en casa llegaba a equivocarme y me decían: ‘¿pero por qué te preocupas, maestra?, no pasa nada’. Con el grupo que ahorita está en tercero lloramos juntos, a través de una computadora”.
Aurora, quien tiene previsto jubilarse en diciembre de este año, manifiesta que la pandemia “fue una pesadilla”, porque además de tener que adaptarse a las nuevas tecnologías, hubo alumnos que perdieron a sus padres o abuelos.
La docente aseveró que es gratificante cuando, después de muchos años, ve que sus estudiantes están convertidos en profesionistas, o incluso se han inspirado en ella y ahora son maestras.
“Una alumna a la que di clases me dijo: ‘Soy maestra por ti, porque yo siempre quise ser una profesora como tú’. En otra ocasión tuve necesidad de ir al Issste y el doctor que me atendió era Elías, mi exalumno”.
En Hidalgo, la mayoría de docentes son mujeres.
Yuvenil Torres | Pachuca
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