En cuanto Colombia y Argentina se bajaron del barco, Brasil tomó el timón de la Copa América con el aval de la Conmebol y sin el apoyo de sus jugadores.

“El Gobierno de Brasil demostró agilidad y capacidad de decisión en un momento fundamental para el fútbol sudamericano”, aseguró el presidente de la Conmebol, Alejandro Domínguez, en el anuncio de Brasil como sede de esta edición de la Copa América.

Dicha premura para aceptar ser sede del torneo continental sin consultar a los gobiernos locales es parte de la molestia que los jugadores de la “verdeamarelha” le expresaron al presidente de la Confederación Brasileña de Futbol, Rogelio Caboclo, durante una reunión el miércoles pasado.

El encuentro entre futbolistas y directivos sólo tensó más la situación. De acuerdo con información del diario brasileño “Folha Do Sao Paulo”, la inconformidad es con la decisión de recibir el torneo en casa durante la pandemia y con la necedad de jugar el certamen un año antes del Mundial, en pleno proceso clasificatorio.

En las oficinas de la CBF, la actitud de los futbolistas es considerada un intento de boicot.

Ante tal situación,la CBF ya considera convocar jugadores menos problemáticos e incluso despedir al DT, Adenor Leonardo Bacchi “Tité”, quien se ha mantenido imparcial en la disputa y ha sido objeto de críticas por no controlar la situación.

Staff I Agencia Reforma