Una final inédita entre Boca Juniors y River Plate
 
Hace (65) meses
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(Nicolás Aboaf)

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El éxtasis de la pasión futbolera en Argentina se desatará hoy al jugarse un inédito superclásico por la final de la Copa Libertadores de América 2018 entre Boca Juniors y River Plate, tan populares como predestinados a hacer historia.

El primer escenario será la mítica Bombonera de Boca, la que tiembla cuando miles de espectadores saltan y gritan en las tribunas. La revancha será el sábado 24 en el icónico estadio Monumental de River.

A los de camiseta azul con franja amarilla los llaman xeneizes, en el dialecto genovés de los inmigrantes italianos que poblaron el barrio portuario la Boca del Riachuelo.

A los albos con la banda roja les dicen millonarios, por ser los que pagaban fortunas para comprar pases en los albores
del profesionalismo. Es la primera vez que se cruzan en la final de la Libertadores, desde que este torneo, el más deseado por sus hinchas, se inició en 1960.

“Es el partido de los sueños”, dijo el exseleccionador Marcelo Bielsa, ahora DT de Leeds United de Inglaterra.

La emoción corta el aliento a cualquiera en Argentina. Solo ambos clubes nuclean al 70% de los aficionados. Mejor ni pensar en la tensión de llegar a definir el título por penales en el partido
de vuelta.

Solo dos veces se enfrentaron en una final en un siglo por un título oficial. En 1976, Boca le ganó a River por 1-0 y se consagró campeón del Nacional. River, por su lado, ganó la Supercopa argentina este año al imponerse 2-0.

Leyendas futboleras lucieron estos colores: un tal Diego Maradona en Boca y el inolvidable Mario Matador Kempes en River.

¿El superclásico tiene comparación? Sí, están el español Real Madrid-Barcelona, el escocés Celtic-Rangers, el inglés Liverpool-Manchester United, el italiano Juventus-Inter o incluso el de los vecinos rioplatenses: Peñarol-Nacional.

Pero Boca-River tiene algo inexplicable. El diario británico The Observer dijo alguna vez que “uno no tiene derecho a morirse sin haber visto, al menos una vez, un Boca-River”. Pero tampoco es cuestión de morirse: abundan en los medios consejos médicos para prevenir infartos.

En semifinales, los boquenses eliminaron a Palmeiras de Sao Paulo y los riverplatenses a Gremio de Porto Alegre.

El presidente argentino, Mauricio Macri, extitular y fanático boquense, intentó convencer a los clubes de que por una vez dejen asistir a los
hinchas visitantes.

Lo rechazaron de plano.

“No me quiero hacer cargo de una muerte”, dijo el presidente de River, Rodolfo D’Onofrio. Coincidió el titular de Boca, Daniel Angelici. Hay demasiadas muertes por la violencia del futbol, más de 300 en medio siglo, como para arriesgarse justo en un hiperclásico.

La locura se reflejó en la venta de entradas. Plateas que costaban 90 dólares en semifinales se revenden a 25 mil dólares en ofertas demenciales. Solo pueden entrar a La Bombonera 53 mil personas y al Monumental 67 mil. “Harían falta tres Bomboneras”, ilustró Angelici.

Ambos DT son ídolos de sus hinchas. El de River es Marcelo Muñeco Gallardo y el de Boca Guillermo Melli Barros Schelotto. Los adoran por su fidelidad a los colores y campeonatos ganados como jugadores y entrenadores. Pero Gallardo no podrá ni siquiera ir a La Bombonera, suspendido por la Conmebol.

Hay extranjeros muy valorados. Se lucen los colombianos Wilmar Barrios y Sebastián Villa (Boca) y Rafael Santos Borré (River), tanto como los uruguayos Nahitan Nández (Boca) y Camilo
Mayada (River).

El árbitro será el chileno Roberto Tobar, asistido por sus compatriotas Christian Schiemann y  Claudio Ríos.

 

AFP I Buenos Aires

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