Mientras Chucky Lozano la rompía en el PSV Eindhoven, demostrando que está para un grande europeo, Carlos Vela hacía las maletas y se despedía del Viejo Continente tras casi 13 años. Sus caminos se cruzan en Rusia, donde el seleccionador mexicano Juan Carlos Osorio confía en la dupla para sorprender a Alemania.

Hace un año, Lozano era un discreto integrante del equipo que disputó la Copa de las Confederaciones. En medio de la competición se ausentó unas horas para firmar por el PSV Eindhoven, con el que firmó un contrato por cuatro años.

“Trataré de hacer la diferencia siempre en el campo de juego”, prometió entonces el jugador de 22 años en sus primeras declaraciones.

En el PSV, horno de leyendas como Romario o Ronaldo, Lozano cumplió a rajatabla lo dicho. Ayudó a su equipo a finalizar campeón con 19 goles -y 8 asistencias-, números de estrella, los mejores de la nómina atacante del Tri, por encima de los tres arietes del equipo Oribe Peralta, Raúl Jiménez y Chicharito Hernández, que no pasaron de los 10 goles esta temporada.

Lozano, capaz de jugar en las dos bandas, tiene regate y un potente cambio de ritmo, además de capacidad de asociación y contrastado olfato ante el gol. A diferencia del Chucky, un soplo de aire fresco, Carlos Vela, de 29 años, es un viejo conocido en el futbol al que muchos daban por finiquitado este año al decidir abandonar la Real Sociedad para jugar en Los Angeles FC.

Pero al chico que saltó a la fama en Perú 2005 por llevar a México al título mundial Sub 17 le sentó bien estar cerca de casa. En la metrópolis californiana, a la que llegó hace unos meses, está recuperando su mejor futbol.

Vela, que jugó el Mundial-2010, por fin ha encontrado la paz en el equipo mexicano. Norma entre los buenos peloteros, tiene una gran conexión con Lozano, con el que intercambia las bandas del Tri.

Seguido por algunos clubes de la nobleza europea, Chucky podría acabar en el Arsenal, el mismo club que en su día apostó por un adolescente Vela.

Pablo Melian | AFP