El inicio de la era Martino nació envuelta en sonrisas y buenos augurios.

Tomar los primeros metros del largo maratón que conduce a Catar con la postura erguida, viento a favor y paso firme siempre será una buena noticia a sabiendas de que esto es solo el inicio. Falta mucho recorrido y llegarán los momentos de poner la puesta a punto para los juegos cruciales.

La selección sabe que tiene un encanto ante la afición que le permite componer las abolladuras del pasado haciendo un guiño de vez en cuando.

Las sobremesas y charlas de café han incluido el tema en la conversación. A las peticiones extemporáneas de la Conquista y otros asuntos que captan la atención, se añade la impresión dejada por el Tri en estos primeros dos partidos de la era Martino. Ayuda para refrescar la mente y es positiva.

No hay que llorarle nunca al pan de las victorias.

Menos aun cuando han sido merecidas, nítidas, por un par de goles de diferencia y marcando siete en dos partidos. No siempre los estrenos son tan venturosos.

Mejor rival el equipo chileno que el paraguayo y más parejo el desempeño de la primera noche que la segunda, hay pocos huecos visibles que despierten la duda.

El del viernes se parece más al equipo “A” que Martino tendrá en mente. Porque el martes actuaron Gudiño, Diego Reyes, Araujo, Alvarado y Lainez que tendrán que luchar por un sitio que perteneció en el arranque a gente más hecha o en mejor momento.

Algunos de ellos necesitan su tiempo para madurar.

El técnico nacional tendrá que definir el caso de Lainez para quedarse con él o enviarlo con la nómina del Mundial Sub 20.

Diego tiene condiciones poco comunes, pero le falta lo que solamente da el tiempo: experiencia y madurez.

¿Será mejor fungir como suplente en la mayor o como estelar en la juvenil, en la que tomaría una mayor responsabilidad?

En tiempos en que un video de un minuto nos empieza a parecer largo y 280 caracteres son una letanía, la impaciencia hace su tarea. No sabemos esperar, queremos que todo suceda rápidamente y luego lo desechamos para que suceda otra cosa con ritmo de rayo.

Pero los jugadores no son así en su formación. La vida, tampoco. Todo tiene que madurar aunque nos gustara que fuera distinto. Lainez tiene que mejorar aspectos de su juego y Alvarado también. Cuidándolos, lograrán el plano estelar que hoy insinúan.

Gerardo Martino es hombre de buen juicio y decidirá lo correcto. El pulso del día a día, de las instrucciones bien ejecutadas y de lo que necesita no solamente el, sino también sus jugadores, será analizado con la sensibilidad de un hombre experimentado.

Por lo pronto, todo es felicidad. Que se disfrute porque en el futbol -sin intentar siquiera ser aguafiestas- es un bien escaso.