Hace 37 años nació en la lucha libre el primer gladiador con personaje de payaso: Súper Muñeco.
Con su peculiar estilo les abrió el camino a este tipo de personajes en el pancracio, donde en su momento, ni afición y mucho menos los luchadores, pensarían en darle cobijo a un payaso en sus terrenos, pero él se atrevió y se convirtió en el precursor de los cirqueros sobre la lona.
Hijo del Sanguinario, su destino estaba encaminado a la lucha, aunque desde niño siempre gustó de los payasos.
Los años pasaron y sí, la lucha era su camino, pero ¿cómo iba a llamarse? La lógica indicaba que continuaría con la tradición del Sanguinario hasta que un día, una novia, le recomendó otra cosa.
“Se llamaba María de los Ángeles y le llevé una foto de Sanguinario, presumiéndole que yo era luchador. Me dijo que ese personaje se veía muy feo y me propuso hacer otro, uno de payaso. La verdad, me comencé a reír, aunque no descarté la idea”.
El gusto por los cirqueros se le incrementó, pues Cepillín ya brillaba en la tele y a él le encantaba.
“Pensé en llamarme Muñeco Mágico, pero como estaba de moda la película de Superman, un día se me ocurrió Súper Muñeco y el 22 de marzo de 1982 debuté en San Pedro Iztacalco con este personaje, aunque fue hasta el 20 de noviembre de 1983 cuando llegué al Pavillón Azteca”.
Así, el Muñeco llegó y triunfó, y con su trabajo les abrió el camino a muchos más, la gama de payasos que hoy existe, a Oso Panda, Hombre Araña, Batman, Súper Ratón y Súper Pinocho.
Jorge Marrón I Agencia Reforma