El Sevilla vive para la Europa League. Los andaluces solo han ganado una liga española en su historia y dos Copas del Rey en el milenio, pero cuando se planta en instancias finales del certamen continental, no hay quien pueda con ellos.

Los rojiblancos se sobrepusieron a un gol tempranero de penal para llevarse la final de un atípico torneo en la burbuja alemana, luego de vencer 3-2 al Inter, que sigue sin poder probar la gloria.

Apenas al 3’, Romelu Lukaku fue derribado dentro del área por Diego Carlos y él mismo fue el encargado de abrir el marcador venciendo por un costado a Bono, que en los Cuartos de Final le tapó una pena máxima al mexicano Raúl Jiménez.

Pero siete minutos más tarde, el Sevilla se levantó de la mano de Luuk de Jong, que tras un servicio de Jesús Navas, se tendió de palomita para mandar el esférico a la red. Al 16’ los españoles se salvaron de un penal tras una mano de Diego Carlos, que el silbante no revisó en el VAR.

Al 33’, a balón parado, el ariete holandés firmó un gol de antología con un testarazo a segundo palo, que le dio la vuelta al marcador, sin embargo, dos minutos después, también por la vía aérea, Diego Godín mandó al
complemento todo en paridad.

El complemento fue menos intenso que los primeros 45 minutos, y todo parecía que iba a alargarse, hasta que apareció la diosa fortuna.

Lukaku, quien sumaba seis dianas en la Europa League, se vistió de villlano en la recta final del partido. Primero, el atacante no pudo vencer a Bono en un mano a mano al 65’ que el arquero salvó con la pierna y 9 minutos después mandó el balón a su propia puerta tras una chilena del hombre que lo había derribado en el área, Diego Carlos.

El cuadro de Milán intentó y tuvo la más clara hasta el 81’ con un doble remate del área de Lukaku y de Alexis Sánchez, que Jules Kounde sacó en la línea.

Staff I Agencia Reforma