El Real Madrid ganó ayer 3-1 al Barcelona, en el clásico de la jornada 7 de LaLiga, para calmar su ansiedad con una victoria balsámica en un Camp Nou vacío por la pandemia de Covid-19.
El equipo merengue salió intenso y a los cinco minutos, Valverde aprovechaba un pase en profundidad de Karim Benzema para poner el 1-0 de disparo cruzado.
La alegría merengue duró poco porque apenas tres minutos después, Jordi Alba rompía por la izquierda para poner un balón que remató a bocajarro Ansu Fati para hacer el 1-1 (8’).
El delantero azulgrana se convertía así, a sus 17 años, en el goleador más joven en un clásico, superando los récord de Roger García y Raúl González, que habían anotado con 18 años.
En una internada por la derecha, volvió a aparecer Fati para soltar un disparo cruzado que se fue lamiendo el palo derecho de Courtois (51’) y poco después, el joven delantero ponía un balón para que Coutinho cabeceara fuera por poco (53’).
El equipo azulgrana apretaba, pero entonces Clément Lenglet agarró a Ramos de la camiseta en el área, provocando un penal, confirmado por el videoarbitraje, muy discutido por los azulgranas.
El capitán blanco no falló desde los once metros para volver a adelantar a los blancos (63’).
Este tanto sentó como un jarro de agua fría a los azulgrana, que ya no pudieron reaccionar y aún vieron cómo Modric hacía 3-1 definitivo (90’).
AFP I Barcelona